AYAMONTE EN EL RECUERDO. "A esta puerta hemos llegado, señores cantar queremos...
Hace ya muchos años que desaparecieron de calles, plazas y casas de Ayamonte los coros de campanilleros, aquí, en nuestra tierra conocidos como cuadrillas. El chiquichís, la zambomba, la botella de anis, la pandereta, la armónica, el pínfano, los palillos, enmudecieron.
En la nostalgia para los que participamos de manera activa en esas cuadrillas, que a duras penas perduraron gracias a la constancia del inolvidable Maclau, quedan aquellos villancincos tan nuestros:
La tarjeta de presentación, inevitable, en toda cuadrilla que se prestase: “a esta puerta hemos llegao, señores cantar queremos, que la licencia del Niño en la mano la traemos”.
Y otras letras un tanto pintorescas como aquella de “dame usted los higos, dame usted las brevas, que me voy pa casa a encender candela”. Digo pintoresca y paradójica que en pleno invierno pidiésemos higos y brevas, que son frutos de verano, aunque es posible que nos refiriéramos a los higos secos, que abríamos y metíamos dentro un meollo de almendra o un trozo de nuez, lo que se traducía en un bocado exquisito, que fue llamo como el “turrón de pobres”.
“Madre en la puerta hay un niño más hermoso que un sol bello, y dice que tiene frío porque viene medio encueros. Pues dile que entre, se calentará, porque en esta tierrra ya no hay caridad”.
La candela siempre presente en los ratos entrañables de la Navidad. La candela, que es sinónimo de cultura, de reunión, de celebración de lo propio. Desde hace unos años a esta parte hemos apagado la candela de las cuadrillas navideñas y hemos encendido la del Jalogüín americano, que es más progre. En fin, pilarín.
Buena entrada de año a todos los blogueros, y como mal menor pidamos al nuevo año aquello de, “que me deje como estoy”.