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Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

La Peculiar forma de hablar de los ayamontinos

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. Remordesí.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. Remordesí.

Hoy traemos a colación una palabra o expresión en desuso desde hace mucho tiempo. Se trata de algo parecido a cuando decimos, "si es español, ya cantará".

Dar remordesí es como aparecer, romper el silencio, volver a frecuentar lugares de ausencia. Pero sobre todo, responder a aquello que llamamos una nota al aire.

En esta época del año el remordesí se presenta de actualidad en el mundo cofrade. Es raro el verano en que no corren los rumores de siempre: que si el paso del Caído no tiene costaleros; que si el Descendimiento no llevará música;que si tal o cual hermandad ha tenido que nombrar una gestora, que si determinado capataz va a sacartres pasos... En fin, pilarín.

A todo esto, prudentemente, las hermandades no dan remordesí, y llegado el momento aquellos problemas de tiempos caniculares se han resuelto, y hay costaleros, y música y cada hermandad tiene su junta...

¿Saben mis blogueros si este año tenemos alguna novedad?. Yo, como ahora salgo muy poco,no sé nada. Gracias.

P/D. Desgraciadamente, quien nunca dio remordesí fue el pobre de Domingo el Bacalao.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: La demasía.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: La demasía.

Demasía viene a ser sinónimo de exceso: pagar un disparate por una entrada en la reventa; beber un tintito en las comidas habiendo bebido media docena antes (y no quiero señalar a nadie, en especial a ciertos clientes del "Costalero"); y en nuestra Semana Santa, que siempre es cita ineludible, acaparar cargos o llevar como capataz varios pasos.

Pero hoy quiero referirme a otra demasía, o mejor dicho, a una aproximación a la demasía pues no lo es exactamente: el donativo que damos al comprar la lotería de Navidad. No pagamos en exceso, simplemente ayudamos a determinadas instituciones en su difícil caminar económico.

Los ayamontinos, con  nuestra peculiar forma de hablar, aplicamos el término demasía a esta colaboración: "juego cuatro euros, pero con la demasía me ha costado cinco".

Quiero plantear una cuestión para que me ayudéis a resolverla: yo le he comprado a Jesús Barroso Cañada un décimo de la hermandad de la Soledad, y le tengo que pagar la demasía, lógico. Pero voy a llevarle desde Vigo un décimo y una botella de "albariño". La cuestión es la siguiente: ¿tiene que pagarme el pavo que está en todas partes la desmasía del décimo gallego?. Porque del vino no tiene que pagarme nada, es un regalo.

Bueno, queridos blogueros, lo importante, y ese es mi deseo, es que nos toque la lotería de Navidad, con o sin demasía.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. Te considero.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. Te considero.

Están ustedes en lo cierto: esa dama tan guapísima que ilustra esta entrega es mi madre, ya verán por que la traigo a colación.

Hacía tiempo que no recurríamos al epígrafe de nuestra peculiar forma de hablar. Lógico si ya hemos casi agotado el cupo con dos libros publicados, pero siempre surge alguna palabra, alguna expresión, que nos hace volver sobre nuestros pasos.

La expresión te considero es sinónima de la vulgar te compadezco. Recuerdo cómo de joven le enseñaba a mi madre las notas del Instituto y ese suspenso en Matemáticas que no desaparecía. Yo no era mal estudiante, de suyo, salvo ese lunar, solía sacar buenas notas. Mamá, ya no sé que hacer,pero con don Juan no me entero. Y ella me decía: hijo, te considero, durante el verano que te dé clases Rafael Pérez Castillo y ya está.

Otras veces, quizás la mayoría, la frase se empleaba en casos de fallecimientos o enfermedades graves: te considero, se le decía al doliente, al sufriente.

En mi familia no hemos dejado de usar esta expresión, y cuando una de mis hijas le cuenta a la otra algún achaque de la edad, de la mía, la otra le contesta: hermana, te considero.

Bueno, desde Vigo, hasta la próxima.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. El artista de la pantalla.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. El artista de la pantalla.

Sin duda alguna, ni la palabra artista ni el apelativo de la pantalla, forman parte de la lengua vernácula ayamontina. Puestos a traducir, el término artista de la pantalla vendría a referirse a los actores del cinematógrafo.

Pero los pueblos suelen acuñar una forma peculiar de hablar, como lo hizo nuestro Ayamonte desde tiempo inmemorial. Hay por ahí un ayamontino que tiene publicado un libro dedicado a esta especial forma de hablar. Pero como este tipo de obras nunca se pueden dar por terminadas, nada más publicarse el libro surgen palabras nuevas, nuevas para incorporarlas se entiende.

El término “este es un artista de la pantalla”, en la peculiar forma de hablar de los ayamontinos es obvio que no tiene nada que ver con el cine. Más bien nos referimos a ciertos individuos que suelen montárselas de lujo para disfrute propio: los que van al Rocío salundando a unos y a otros en la casa hermandad y siempre terminan invitados, por ejemplo; los que, sin saberse por qué razón, aparecen con una vara en una procesión; los que, con un curriculo de pena entran a trabajar en el ayuntamiento... Son  artistas, verdaderos artistas...de la pantalla.

Ignoro el por qué los viejos ayamontinos añadieron lo “de la pantalla” al sustantivo artista, quizás porque en aquellos tiempos estuviese de moda el cine o fuera este el único espectáculo disponible.

Es un término que se ha ido perdiendo con el tiempo, de ahí que me guste recuperarlo.

Diálogo entre viejos ayamontinos: yo no se cómo se las arreglan el Kun y el Franquito para salir en todas las fotos del Rocío. Y dice el otro: son dos artistas. Y remata el anterior: de la pantalla, artistas de la pantalla.

Podríamos hacer una lista de ayamontinos “artistas de la pantalla”, pero con buena fe. Adelante con los faroles.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: La jarma.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: La jarma.

Cuando menos lo espero me dan una jarma. Si escribo cositas de Semana Santa no te digo na. Por todos lados. Los moderados me tachan de provocador; los provocadores me dicen que me he cambiado la chaqueta. Si lo hago fuera de su época me tachan también de provocador y si no lo hago, que me escondo, y así algunos meten comentarios en otros artículos que tratan otros temas para al final hablar de Semana Santa.

 

Ahora me echan en cara que después de tener editados dos libros sobre nuestra peculiar forma de hablar haya dejado este tema en el blog. Aunque la especialidad da para mucho, no es inagotable, aunque de vez en cuando, como en esta ocasión, surge una palabra, una expresión que no está en esos libros y de ahí que las traiga a colación.

 

Sobre el sustantivo jarma no he encontrado nada parecido, ni siquiera en ese paraíso hispanoamericano donde se cuida tanto nuestra Lengua, así que hemos de admitir que se trata de una expresión autóctona.

 

Jarma equivale a paliza. (A ese lo han entendido bien, le han dado una buena jarma y ha escarmentado).Los chiquillos de antes temíamos llegar a casa después de jugar un partido de fútbol con los zapatos de los domingos porque nos esperaba una buena jarma de nuestra madres, chanquelazo al culo principalmente, pero eso sí, como eran nuestras madres, pues eso, más ruido que nueces, aunque jarma al fin  y al cabo.

 

En las murallas del viejo Castillo me dieron un día una buena jarma mis amigos, aunque todo era más virtual, más figurativo que otra cosa. La foto así lo testimonia.

 

Aprovecho para enviar un abrazo a dos grandes amigos que nos dejaron prematuramente y que figuran en la misma: el Nino, y Juan José el Torerito.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. EL PATRÓN DE PAPELES.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. EL PATRÓN DE PAPELES.

Todavía no se han apagado los ecos de la presentación de la segunda edición de la obra “La peculiar forma de hablar de los ayamontinos”, considerablemente aumentada respecto de la primera, cuando ya tengo a la vista un listado de nuevos vocablos ayamontinos. Fuente inagotable  esta de nuestra lengua vernácula. Por fortuna.

Uno de los blogueros más destacados por su presencia en el blog –a veces tengo la impresión de que cumple una promesa- , el ayamontino emigrante que firma como “Ayaba”, me trajo a la memoria otra expresión ayamontina incursa en el ámbito marinero: el patrón de papeles, que lo era su padre, José Núñez, más conocido como “Padre Juan”.

En los barcos de pesca suelen embarcarse dos patrones, uno el de pesca, que es el que dirige la misma, conoce el mar perfectamente, sabe donde se pueden encontrar bancos de pescados, sabe de la influencia de las mareas, de los vientos. Para tal menester, como decimos los ayamontinos, no se necesita nombramiento, es decir, título. El otro patrón es el titulado, se le conoce como el patrón de costa o de cabotaje, que a la vez puede ser de bajura y de altura, según los caladeros en los que faene el barco, menester para el que sí se necesita nombramiento, o sea, título. Pero ese título lo hemos citado siempre los ayamontinos con una expresión muy, pero que muy anterior a la llegada masiva de emigrantes: papeles.

Ya tenemos perfectamente definidos a los dos patrones: de pesca y de papeles. Para uno no se necesita nombramiento y para el otro sí. Más sencillo imposible.

No sé si en alguna ocasión he contado que mi padre era patrón de papeles, de bajura. Como trabajaba en un barco de Joaquín el de la Castela para cuya navegación se necesitaba nombramiento de altura, recurrieron a la picaresca: mi padre se enrolaba como patrón de pesca, y Juan Ventura como patrón de papeles, luego, rebasada la barra intercambiaban los cometidos y listos, o como decimos por aquí: avanti claro.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. ENCARNA SAYAGO Y EL RHYNCHOPHORUS FERRUGINEUS.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. ENCARNA SAYAGO Y EL RHYNCHOPHORUS FERRUGINEUS.

Hace ya bastante tiempo que por las ondas de Radio Ayamonte se oye esa voz cálida, dulce a la vez, eco de la ternura, envolvente, incomparable, de Encarna Sayago. Para un roto y un descosío, no se arredra con nada y termina pudiendo con todo. Ahora embarcada en una batalla congruenta contra un intruso inesperado: el Rhynchophorus ferrugineus, una especie de celeóptero curculionoideo de la familia Dryophthoridae. O sea, el ya vecino Picudo Rojo. Originario de Africa tropical, al dichoso bicho le ha dado por hacernos la puñeta a los españoles del Sur. Se carga nuestras bellas palmeras y ni siquiera la encantadora voz de nuestra emblemática locutora logra convencerles de que se larguen por el mismo camino que vinieron. Vienen de la morería, pero ahora no tenemos unos Reyes Católicos que les canten las cuarenta como antaño. Nos tenemos que conformar con Encarna, que a diario nos recomienda a través de las ondas qué debemos hacer.

Además,  hay algo que me fastidia: si lo nombro en Latín, es tarea de no acabar, y si lo hago en Castellano, me parece demasiado suave, demasiado leve lo de Picudo Rojo. Y esto me hace recordar como los antiguos ayamontinos resolvieron el problema con otro repugnante bicho: la Chrysaora quinquecirrha,  ese celentéreo cnidado pelágico de cédulas urticantes llamadas cniducitos y variabilidad mesogea, y conocido como medusa. Entonces, los viejos ayamontinos, ante tanto horror morfológico y asquerosa presencia, la miraron fíjamente, como se debe mirar al enemigo y le dijero: tú lo que eres es una arburraca.

Pues por ahí van los tiros. Y ya que Encarna Sayago moderó el acto de presentación de mi libro “La peculiar forma de hablar de los ayamontinos”, y después de haber hecho tanto por su difusión, digo yo, ¿por qué no la designamos para que bautice al dichoso picudo con un nombracho ayamontino como es debido, vaya, para la posteridad?. Creo que le corresponde ese honor, de ahí que me permito otorgárselo.

Piénsatelo despacito, querida Encarna, si quieres que te asesore el doctor Méndez, pero no nos falles.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. EN VÍSPERAS DEL JALLAO.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. EN VÍSPERAS DEL JALLAO.

En esta tarde gris, de jureles que se pegan al pescuezo y amenaza con tormenta y fusilazos, empiezo a preparar el acto de la presentación de “La peculiar forma de hablar de los ayamontinos”. Vamos a ver cómo salimos de este nuevo jallao, pues me da miedo no sea que todo termine en una fangá. Al menos espero que los asistentes no se vayan sirgando al terminar el acto y pidan un libro de la mocha que se ha preparado con esmero para enguaar al personal.

Más de uno me tachará de flujoso por haber cambiado otra vez de hermandad donataria de una obra mía, pero siempre es bueno dar estas pegaítas, que todos están necesitados de pelas.

Ganas me darán de tomarme un cacharro cuando llegue a la calleja del Rancho, a las puertas del viejo zampuzo, acompañado de una platerita de aceitunas de las que aliñaba José y un buen riquitrún como los que vendía el simpático “Molletero”.

Espero que mis amigos de la hermandad de Jesús Caído no queden fulíos con esta aventura, todo lo contrario, que se embolsen una buena jarampa.

Habrá que ir elegante, al menos presentable, vamos, un poco encartonao, y a falta de cohetes podríamos celebrarlo quemandado unas restralleras, aunque algunos se asusten y salten como gañafotes por entre las viejas magueleras del Callejón Largo.

Suerte a todos. Aquí quedamos, ya en vísperas, esperando el aguaje, que esperamos sea favorable.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: ESPERANDO EL AGUAJE.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: ESPERANDO EL AGUAJE.

Cuando sólo faltan catorce días para la presentación del libro “La peculiar forma de hablar de los ayamontinos”, escrito por el administrador de este blog, traemos hoy a colación una de las nuevas expresiones que se recogen en el mismo, para ser más exacto la que cierra esta segunda publicación, que ya se sabe que se trata de una edición considerablemente aumentada, casi treinta expresiones más que en la primera. Dicha expresión es una frase muy repetida entre los ayamontinos utilizando como en tantas ocasiones el lenguaje marinero tan nuestro: esperando el aguaje.

 

¿Qué queremos expresar con esta frase?. Muy sencillo, nos referimos a  un sustantivo muy corriente en nuestra riquísima Lengua: la ocasión. Y es que en la vida casi todos nuestros logros dependen, primero, de que se presente la ocasión, y segundo, de saber aprovecharla, de no dejarla ir, porque lo más seguro es que no vuelva, sobre todo si la estamos esperando desde hace mucho tiempo.

 

Pero los ayamontinos, con nuestra peculiar forma de hablar hemos sustituido el sustantivo ocasión por el de aguaje, esa situación de las mareas que se nos antoja más favorable: se espera el mejor aguaje para salir o entrar por la barra, para pescar, para regresar a puerto. Y en la vida cotidiana cada día esperamos el mejor aguaje para hacer efectivos nuestros propósitos, para conseguir aquello que anhelamos, lo que nos hace falta, o nos viene mejor. Precisamente en estos momentos de profunda crisis económica no hay mejor aguaje que esperar que el anuncio de rebajas en toda clase de productos y allá que vamos a aprovecharla.

 

Tanto la hermandad de Jesús Caído como el autor que suscribe, esperamos ansioso que llegue el día 11 de diciembre para encontrarnos con muchos paisanos en el auditorio de la Casa Grande. Un aguaje muy deseado y que a la vez nos llena de ilusión . Ojala se cumplan nuestros deseos. Y que todos disfrutemos del momento.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: CATERFA.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: CATERFA.

Hace tiempo que no tocamos el espacio de la peculiar forma de hablar ayamontina, por eso vamos a recordarlo hoy con una palabra que tiene diferentes significados, positivos y negativos, según se emplee: la caterfa.

 En principio pudiera parecer una cacofonía de la original y oficial “caterva”, o un sinónimo de los localismos cuyo original sería la expresión “patulea”, pero no es así por lo que vamos a ver a continuación.

 La palabra caterva equivale a “multitud de personas consideradas en grupo, pero sin concierto”. Por su parte, patulea quiere decir “gente desbandada y maleante, y también muchedumbre de chiquillos”.

 A mi entender el término caterfa, incluido en nuestra peculiar forma de hablar, equivaldría a grupo o reunión de personas conocidas, especialmente de amigos, que se unen o reúnen a un fin determinado, por lo tanto, no contiene los requisitos de muchedumbre sin concierto, ni tampoco los de patulea referidos a desbandada maleante, y por último tampoco se trata de una muchedumbre de chiquillos, aunque a decir verdad, patulea y caterva se parecen bastante, siendo patulea la variante infantil de la caterva, más pensada en los adultos.

 Personalmente me agrada más la acepción de caterfa referida a reunión pacífica de amigos a un fin determinado, como hacer el cateto yendo a Sevilla a fotografiarse delante de la Torre del Oro, como los componentes de la caterfa de la foto, que vaya tela marinera con la “sevillanía” de los y las andobas, que no se pierden una. Eso es una caterfa de verdad, una reunión de gente estupenda como los de la foto, que se reúnen a fines pacíficos, culturales y por qué no, lúdicos. Un abrazo a todos ellos.

 La parte negativa de caterfa, lógicamente se infiere de la positiva, es decir, esa misma reunión a fines ilícitos, como gamberradas, etc., pero es mejor que nos quedemos con la primera, más agradable. 

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: LA PAVA.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: LA PAVA.

Antes de nada debemos aclarar una cosa:  la fotografía que ilustra este artículo es hoy por hoy el tipo que podemos utilizar pues en la época de que hablamos aun no se había creado el cigarro con boquilla, el cigarro se vendía sin  ella y en muchas ocasiones se liaba en papeles de fumar.

La expresión pava, precedida por el verbo pelar, la recoge el diccionario de la Rae como aquel rito consistente en conversar los enamorados; el hombre desde la calle, y la mujer, asomada a una reja o balcón. Eso dice la Academia de la Lengua, pero la pava se pelaba, diríamos “mas junta la pareja”, incluída la puerta de la escalera entrecerrada, en fín, pilarín.

La pava de que hablamos hoy se refiere a la colilla del cigarro, a esa parte que se tiraba al suelo y se pisaba. Como eran tiempos de penuria aquellos de mediados el pasado siglo, ello generó un colectivo de gentes muy pobre que se conformaban con coger las colillas del suelo, y renuniendo varias, liar un cigarro. Así de triste y penoso era el asunto.

Pero antes de que se tirara la pava al suelo, esta podía haber sido pedida por otro: ¡la pava!, se decía. Y el que fumaba el cigarro, en vez de tirar la colilla, se la daba para que la aprovechara. Es más, la genialidad tipo samaniega –cuentan de un sabio que un día...-, hizo que al que aprovechaba la pava a la vez se le dijera: ¡la repava!, de tal manera que aprovechaba la colilla mucho más pequeña. Y en mi reunión llegamos al extremo de acuñar un término que iba más allá de la propia repava: el no poder. La pava era ya tan pequeña, que ni siquiera se podía coger con los dedos, así que nuestro ingenio hizo que fuésemos provistos de un alfiler para pincharla y pegar un par de jalás quemándonos los labios.

Afortunadamente, ya no se lleva lo del uso y aprovechamiento de la pava. Ahora los menos pudientes llevan encima dos paquetes, uno el fisiológico, el natural, el consabido, y otro el del güiston, así que ya nadie pide la pava, y mucho menos la repava y el no poder. Donde llevan las niñas el paquete podemos adivinarlo fácilmente.

 

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: A VER SI ME COMPRENDES LO QUE TE QUIERO DECIR.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: A VER SI ME COMPRENDES LO QUE TE QUIERO DECIR.

Estos días anda el blog loco, a pesar de los augurios y afirmaciones de cierto bloguero, las visitas se han multiplicado de manera considerable, jamás desde su creación ha sucedido esto. Ojalá se cumplan los augurios de este bloguero en relación con la venta de mi libro, que ya queda menos, pues si acierta en sus augurios con la misma eficacia que con las visitas al blog, la hermandad del Jueves Santo, única beneficiara de la referida edición, se va a poner las botas.

 

Pero vamos a lo que vamos. Uno de los debates sacados al tapete de los comentarios ha resultado ser el hecho de que los pasos de la hermandad del Descendimiento aun permanezcan en las naves de la parroquia de las Angustias cuando todos los demás están ya en sus respectivos almacenes o naves.

 

Desde luego, alguna razón debe haber, y doy por seguro que comprensible y más que justificada, pero el viejo refrán dejó las cosas bien claras: la mujer del césar, además de honrada, debe parecerlo.

 

Dice el amigo Calixto que no puede decir las razones. Mala cosa esa, amigo Cali, mala cosa que en este debatido y controvertido mundo cofrade sigamos erre que erre con los secretismos. Con toda seguridad, la razón de esa permanencia de los pasos sin desmontar se debe a problemas o circunstancias de fondo, importantes y asumibles. Pues entonces, no seamos tan nuestros y pensemos que los hermanos tienen derecho a conocerlas, y no cuesta ningún trabajo fijar una simple nota en sitio visible, como la misma puerta de la iglesia y punto, lo demás es ofrecer letras al pregonero de los rumores y al malintencionado mojarreo.

 

A ver si me comprendes lo que te quiero decir.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: ESCONCHAO.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS: ESCONCHAO.

Cuando mi buen amigo –aunque no lo parezca por su parte- Florencio Aguilera rehabilitó el patio de La Jabonería a fin de destinarlo a sede de los famosos y siempre recordados conciertos de los festivales de música, varias cosas llamaron poderosamente la atención, entre ellas, que es lo que viene hoy a cuento, el haber mantenido los desconchados de las paredes del patio y haberlo tratado en su conjunto con la cal ayamontina. Podía haber rafeado las paredes, dejándolas lisas, pero Florencio, que ha acreditado en reiteradas ocasiones su buen gusto, prefirió hacerlo de aquella guisa, desconchados incluídos.

Y es que el desconchado en las paredes ha formado parte de nuestra secular cultura. Antes de que hicieran acto de presencia el temple, el plástico, el azulejo en las fachadas, Ayamonte, en particular sus barrios altos, la Villa, el Arrecife, la Gran Vía, el Peñón,  eran una muestra de fachadas encaladas...y desconchadas, como Dios manda.

Pero el desconchado, aparte de ser un icono de nuestro paisaje urbano, sirvió también para acuñar ciertas frases en el ámito de nuestros localismos. Así, cuando un niño aparecía con un bulto en la frente la razón no era otra que se había esconchao contra una pared por ir a lo loco; o cuando algún fanfarrón hablaba solía decir aquello de, le hoy una mascá y lo esconcho contra la pared.

Yo desde luego prefiero ver una pared desconchada que otra a la que le falten algunos azulejos. Cuestión de gustos, digo yo. Además, con el desconchado facilitamos la labor de algún que otro purmunía: con darse un cabezazo, con esconcharse contra una pared, sabio remedio.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: QUÉ CHOCO TIENE.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: QUÉ CHOCO TIENE.

A ciertas edades las personas presentamos ciertos comportamientos. Una de esas edades con comportamiento bien definidido es la de la pubertad, cuando empezamos a sentir que nos vamos convirtiendo en adolescentes, es la edad del primer enamoramiento, de las primeras sensaciones carnales, de ponernos lo que se dice tontitos.

En el lenguaje familiar común, a esa edad se le llama la edad del pavo, no se por qué ni qué relación tiene el pavo con aquellas actitudes apuntadas, pero algo tiene el agua cuando la bendicen y si así se ha llamado siempre por algo será.

Los ayamontinos, con nuestra peculiar forma de hablar, a esa situación de ensimismamiento, de aislamiento de la realidad, de estar embobalicados, de siempre la hemos llamado como la edad o el momento del choco, tampoco se por qué, pero así ha sido y sigue siendo.

Cuando una jovencita empieza a sentir las primeras cosquillas del primer amor, cuando empieza a enamorarse, suele ponerse como bobalicona, tontona, como ausente de todo menos de lo que tiene en mente, por eso cuando alguien la ve así suele comentar aquello de: qué choco tiene la niña, hay que ver el choco que tiene, es chico el choco que tiene.

Por cierto, qué ricos están los chocos con papas. A ver si la reunión del Kun organiza un ratito para los blogueros y nos invita en el bar Soledad a un buen guiso. Eso sí, tiene que calcular que la ración de mi ayudante, el Comandante Xavier, es como si fuera para tres o cuatro, por lo menos.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: IMPERTIGAO.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. HOY: IMPERTIGAO.

Llegadas estas fechas navideñas es lógico pensar que también ellas generaron una forma especial de hablar, en orden a denominar ciertos productos o a definir ciertas situaciones, por ejemplo.

Son éstas fechas de mucho comer, yo no quiero ni pensar cómo se estará poniendo mi dilecto ayudante, horror me da imaginármelo.

Después de una suculenta y abundante cena de Navidad, después de contemplar el bajón que ha dado la fuente de los pestiños y la bandeja de los polvorones, nos queda mirar la barriga de más de uno.

El momento se repite sin solución de continuidad: ¿quieres un pestiño?, ni me los nombres, no puedo más, estoy impertigao.

Pues ya tenemos el localismo a tiro. Los ayamontinos no decimos en esos momentos que estamos hartos, o hasta la bola, sino impertigaos. ¿Y qué es estar impertigaos?. Pues verdaderamente hartos, pero con una hartura de fatiga, de reflujo gastroesofágico, notamos como la comida se nos viene hacia arriba, hacia la garganta, que nos arde. Ya no nos cabe más nada, ni nos apetece nada. O sea, que estamos impertigaos.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 86: CHAMBAO

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 86: CHAMBAO

Que sepan los buenos visitantes del blog, que sepan cuantos lo leen, que sepan todos los aficionados al estudio de los localismo, de la peculiar forma de hablar de los pueblos, que en este a orillas del Guadiana,  ningún vecino ha sufrido jamás el percance de que se le haya averiado un determinado aparato, radio, reloj, cafetera, televisión, plancha, etc., a los ayamontinos no se nos averían nunca estos utensilios del uso diaria, a lo sumo se nos chamban: ¿a dónde vas?; voy anca Jopeja, que se me ha chambao la radio, a ver si me lo arregla para escuchar el domingo Carrusel.

Porque en realidad, el aparato sí empieza a dar que hacer, de momento la plancha no calienta, entonces se presenta como voluntario para arreglarla el Trini Flores, empieza a quitar tornillos que a la hora de volverlos a poner sobran varios, le da unos golpes por si acaso, y para colmo recurre a su solución preferida en su calidad de chapucero, el tres en uno. A continuación lo normal es verlo camino del taller del Titi para que se la arregle.

Explicado así el asunto, ¿qué se puede esperar?, pues muy sencillo, que la dichosa plancha, pasa de estar averiada a estar chamba, que es cosa bien distinta.

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 85: ÉCHALE CASERA

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 85: ÉCHALE CASERA

 

Antiguamente, cuando por las calles de Ayamonte se divisaba un borracho, especialmente de esos que van dando tumbos, había una forma de llamarle la atención utilizando un lenguaje indirecto, muy propio de nuestra peculiar forma de hablar: échale sifón.

El sifón es una bebida carbonatada, refrescante, hoy prácticamente en desuso, pero que durante el pasado siglo proliferaba. Tan es así, que en nuestra ciudad había una fábrica en que se elaboraba dicha bebida y unas exquisitas gaseosas propiedad de la familia Cabrera y de la que hablaremos en el apartado de Ayamonte en el recuerdo.

Con el tiempo, el sifón, al igual que el neardenthal, dio paso al homo sapiens, es decir, a la conocidísima “Casera”, de tal manera que hoy, cuando queremos tomarle el pelo a algún borracho, en vez de decirle aquello de échale sifón, le decimos: échale casera.

Como ocurría con el recordado Paye cuando le decíamos “el Paye con la pipa” y siempre respondía con aquello de “la pipa de tu hermana”, hubo un amigo borrachín en Ayamonte, muy querido por todos porque era una persona de una bondad y una nobleza incomparables, el conocido y recordado “Furia”, que siempre tenía también graciosas salidas al “échale casera”, y ello fuera cual fuese su estado de embriaguez. Un abrazo desde aquí abajo, querido Furia.

 

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 84: ENCARTONAO

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 84: ENCARTONAO

 

En estos tiempos de vestir estrafalario, pantalones rotos, botines de deporte con chaqueta, etc. todavía hay gentes a las que gusta ir lo que se dice bien vestidos, saber estar en cada momento.

 

Yo no quiero adelantar acontecimientos, pero apenas nos descantillemos se nos hecha encima la Cuaresma y con ella el Pregón. Esa mañana, a las puertas del Cardenio podemos contemplar una auténtica exhibición de gente trajeada, damas y caballeros y hasta niños metidos a hombres `precoces ya con tu terna negra.

 

Vestir bien es siempre agradable a la vista, pero hay que saber hacerlo, como todo en la vida. Yo no soy muy partidario de seguir la moda porque me parece que me manipulan, así que yo me abrocho el botón o botones de la chaqueta que me da la real gana, guste a quien guste.

 

Sin embargo, hay algunos que en eso de vestir fuerzan excesivamente el tipo, se ponen hombreras sin necesidad, llevan los brazos tiesos como escayolados, y el cuello de la camisa pegado al pescuezo; nunca se descomponen y sufran lo que sufran permanecen erguidos y enjutos.

 

A esa forma de estar, de pasear, de posar, los ayamontinos bautizaron como estar encartonaos, que no es lo mismo que estar tieso, porque estar tieso es estar fulío.

 

Yo conozco a un paisano, bueno, yo y todos, excelente persona donde las haya, servicial, efectivo en sus menesteres, ejemplo de educación, en todo esto no hay quien le gane, pero mucho menos a encartonao, para mí es el número uno.

 

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 83: EMPURRAR

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 83: EMPURRAR

Siempre pensé que el sustantivo búcaro era propio del habla andaluza, y por el contrario botijo lo era del castellano en general. Craso error, he vivido equivocado toda mi vida. Veamos que nos dice el diccionario al respecto:

Búcaro: 1. Tierra roja arcillosa, que se traía primitivamente de Portugal, y se usaba para hacer vasijas que se estimaban por su característico olor, especialmente jarras para servir el agua. 2. Vasija hecha con esta arcilla, principalmente para usarla como jarra para servir agua. 3. En Huelva, Cádiz, Málaga y Sevilla se le denomina botijo.

Así que ya sabéis los que estabais en el mismo error que yo, lo nuestro es el botijo, no el búcaro, porque el botijo no es sólo arcilla para fabricar jarras ni jarras únicamente, el botijo es una vasija de barro poroso que se usa para refrescar el agua. Es de vientre abultado, con asa en la parte superior, a uno de los lados boca proporcionada para echar el agua, y el opuesto un pitón para beber.

¿Qué ha ocurrido pues?. A mi entender, que por la influencia portuguesa, como pasa por ejemplo con la palabra fechadura, llamamos búcaro al botijo. Pero hay más, aparte de búcaro y botijo, nos queda el porrón, o como decimos nosotros, el purrón. Nada nuevo, el porrón es una vasija de barro abultada para beber agua, se trata de una definición menos completa, pero nos remite a nuestro botijo.

Y ahora vamos con nuestro modismo, empurrar. Pues ya se deduce, empurrar no es otra cosa que levantar el purrón y pegarse una jartá de agua, y en nuestra diana de otra cosa muy rica, hasta que nos rebose y nos ponemos la camisa de pena; si es de agua, no pasa nada, pero si es de lo otro vamos ya todo el día dando el cante, porque bien que es chivato el aguardiente.

 

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 82: EMPERCOCHAO

LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 82: EMPERCOCHAO

El hábito hace al monje, dice el refrán, de ahí que cuando vemos a un guardia civil, a un policía, a cualquier otra persona que por su dedicación deba llevar uniforme desprovisto de él, solemos decir que va de paisano.

Con otras muchas profesiones pasa eso de la uniformidad, caso de los mecánicos, los sanitarios, los pintores de brocha gorda, por ejemplo. Está claro que en las profesiones de mecánico y pintor el mono se utiliza para no estropear la ropa de uso normal, la de vestir que diríamos, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa como solemos decir los ayamontinos,y hay profesionales del ramo de la mecánica y de la pintura que parece que lo primero que hacen es mancharse con la intención de justificar la llevanza del mono de trabajo, porque pudiera parecer que si vemos a un pintor con el mono limpio pensemos que no da golpe.

Así, casos se ven de monos de estos profesionales que parece que se lo han comprado ya manchados y los acompañan  durante toda su vida profesional, es decir, van con unos monos empercochaos, que en el habla ayamontina significa mancha sobre mancha, lamparón sobre lamparón, suciedad sobre suciedad, y no es porque las parientas no quieran lavarlos, no, es que por lo visto para ellos “viste mucho” llevarlos así.

Una vez que se han vestido de paisano, los observas limpios, aseados, bien vestidos, que da gusto, vamos. Y ello nos invita a una inevitable pregunta: ¿qué necesidad tienen de ir por la vida empercochaos?.