LA PALABRA HERIDA. Senderismo urbano. Carta abierta a Ana Ríos, concejal de Cultura

Estimada Ana:
Con independencia del paisanaje, a través del cual terminamos conociéndonos todos, mi primer conocimiento de tu persona, y creo que el tuyo de la mía, fue durante la noche en que se presentó mi libro “La peculiar forma de hablar de los ayamontinos”, acto que presidiste y que te agradezco.
Ello no supone patente de corzo, pero si abre la posibilidad de dirigirte esta misiva mojarrona, como responsable de Cultura, a tenor de una pifia de tamaño descomunal que he observado en la página “Ayamonte org.”
Te la transcribo para que no te molestes en buscarla, aunque ni que decir tiene que podrás hacerlo cuando quieras. El despilfarro literario dice así: “Senderismo urbano”, referido a un paseo o recorrido por los lugares en que estaban ubicadas nuestras fabricas de conservas.
Ya sé que la perla literaria procede del Patronato de Deportes, lo que no deja de sorprender, pues no sé qué tiene que ver con el deporte el hecho de recorrer unas vías urbanas, desde la esquina de la dársena hasta “Buscarruídos”, que creo era el antiguo nombre de la calle de las Flores y localizar los lugares donde estaban las fábricas de conservas, a no ser que se trate de una carrera por etapas a ver quien llega primero hasta “Indemar”, “Pedrito Jesús”, “Rafael Gómez” o “Concepción”, por ejemplo. Pero como tú, estimada Ana, eres la responsable de Cultura, me permito atribuirte, con todo mi cariño y respeto, cierta responsabilidad. Y todo ello sin acritud, como repetía un icono de tu partido.
Vamos a ver. Mientras la Real Academia Española no diga lo contrario, el sustantivo senderismo equivale a: actividad deportiva que consiste en recorrer senderos campestres. Por un lado, se trata de un deporte; por otro lado, que se practica en el campo.
Si recorrer el suelo urbano visitando los sitios donde estaban ubicadas las fábricas de conservas, es un deporte campestre, me lo explique, por favor. Porque la verdad, la última vez que estuve en mi querido pueblo fue hace una semana, y desde la popularmente conocida “Esquina la Dársena”, donde nos pegamos los ayamontinos el barrigazo, hasta los dominios del inefable y admirado Paco Hidalgo no veo campo por parte alguna.
P/D. Si sirve para algo, te recuerdo que tengo un libro escrito, Ayamonte en el recuerdo, segunda parte, en el que se describen exhaustivamente la ubicación, características y propiedad de dichas fábricas.