AYAMONTINOS INOLVIDABLES. ANTONIO CONCEPCIÓN REBOURA.
Hoy traemos a colación en “Ayamontinos inolvidables” a uno de los personajes más influyente de la reciente historia de la ciudad: Antonio Concepción Reboura. La salazón de pescado y la conserva, la construcción, la pesca, los servicios, el ocio, la acción social son testigos de su constante aportación a cada una de estas actividades. Llama un tanto la atención el apellido materno de nuestro personaje, de fonética gallega. Efectivamente, gallego es el apellido. Su padre, ayamontino de nacimiento, en vista de la escasez de pesca de su época, emigró al Norte de España en busca de mejor fortuna. En una de las ciudades más desarroladas de nuestra patria y en concreto en una pedanía de Vigo, nació Antonio Concepción Rebura, su madre, Isabel Reboura, era gallega, con la que su padre había contraído matrimonio.
Cuando contraba siete años de edad, su padre decidió volver a Ayamonte y aquí reanudar la actividad anterior circunscrita al mundo de la mar. Primero fue la fábrica de salazones, después las de conservas, los galeones para la pesca de la sardina. Con quince años tuvo que abandonar cualquier actividad estudiantil para entregarse de cuerpo y alma a los negocios de su padre; y a los veinte quedó huérfano de padre y se hizo cargo de todos los negocios. Tuvo cuatro hijos: Antonio, Manolo, Paco y Juan y nos dejó una inacabada e inacabable saga.
Muchas veces nos preguntamos qué motiva el éxito de un empresario, que es capaz de superar todo tipo de crisis. Para Antonio Concepción no había secreto: trabajo, trabajo, trabajo; familia, familia, familia. Ese afán inculcó a sus hijos, y en época de gran prosperidad, cuando muchos “señoritos” permanecía en el Círculo Mercantil, los hijos de Concepción se encontraban a pie de fábrica, de muelle o de barco.
En el ámbito social, Antonio Concepción Reboura fue “practicante”, lo entrecomillo proque no era titulado, pero durante la más cercana postguerra inyectaba a los pobres que no tenían seguro de enfermedad o que teniéndolo no podían desplazarse hasta el Hospital de la Caridad. Fue denunciado por ello. Su esposa, Rita Jiménez, presidenta de Cáritas, tenía reservada parte de la casa para almacenamiento de víveres y grandes ollas para preparar comida para los necesitados. Fue presidente del Ayamonte C.F. bajo cuyo mandato alcanzó la categoría nacional, nuestra siempre querida Tercera División. Mantuvo con su familia una cofradía de Semana Santa, la de Jesús Caído, fue cofundador de la Agrupación de Cofradías, y tantas cosas que haría interminable este relato.
Ameno contertulio, “generoso” cuando contaba sus historias. Cinéfilo empedernido, todas las noches iba al cine Cardenio, del que también era copropietario, Antonio Concepción Reboura merece algo más que esta simple semblanza, que como tal ha quedado muy larga, Hoy sus hijos siguen, aunque separados, sus máximas, el trabajo por encima de todas, y él nos dejó el legado de su encendido ayamontinismo. Puede decirse, puede asegurarse, que es el ayamontino que más puestos de trabajo ha creado y mantenido a lo largo de nuestra historia reciente.
13 comentarios
F. Pargana -
Sin duda un Hombre con H mayúscula, mi sentido homenaje. Entre este señor y mi padre no necesitaban de firmas, apenas un aprieto de mano y sus palabras eran suficientes para establecer un acuerdo de mutua confianza. En paz descansen ambos.
El hermano embajador -
Saludos
El Isabelita Concepción -
También estabas en el limbo cuando el Isabelita concepción faenaba sin novedad por la costa.
Por cierto buen marcaje te hicieron anoche.
Saludos
EL KUN -
Y de el viejo concepcion como lo conociamos los de barrio,fue una buena persona que dio muchos puestos de trabajo en el pueblo,incluso a nosotros los crios cuando llegaban unas fiestas,nos decia ke si keriamos ganarnos unas pesetillas ke nos pagaba x pts. por estuchar latas de conservas en la fabrica
El Adoquín -
Rhynchophorus ferrugineus -
Rumardo III -
El Isabelita Concepción -
Saludos
Ayaba -
Nos contaba historia y que a las joyas le tenía mucho aprecio sentimental, las guardaba y no las sacaba hasta la Semana Santa siguiente.
Otra vez nos hablo también tan tranquilamente en su casa una Noche de Pascua que llamamos a la puerta y nos abrió Don Antonio Concepción, le dijimos aquí les presentamos a usted el coro de Santa Clara, y dijo pasar.
Saludos
EL GUARDIAN DEL REGISTRO -
Asunción 2.2 -
galicia ceibe -
uno de vigo -