HISTORIAS EN PAZGUATO Y FINO. Siempre nos quedará nuestro al sorpuesto.

Ya tuve la ocasión de tratar de esta expresión en mi primer libro, "La peculiar forma de hablar de los ayamontinos": al sorpuesto. O lo que es lo mismo en el lenguaje vulgar: atardecer, ocaso, puesta de sol...
En estos últimos tiempos son frecuentes los comentarios de algunas familias de Ayamonte residentes en Cataluña. Añoran su tierra y me siento orgulloso de que disfruten de este modesto blog.
Hoy traigo a colación nuestro incomparable al sorpuesto, esa puesta de sol in comparable de la que siempre nos hemos sentido orgullosos. Esta vezme he alejado de las vistas típicas, es decir, las puestas de sol en el Guadiana. Como esas, ninguna.
Pero el al sorpuesto ayamontino brilla en todos los lugares de nuestra querida tierra. Esta fotografía la quité ayer en el Paseíto Nuevo, mirando hacia el Huerto de los Íñiguez, con esos árboles gigantes judando al escondé con el sol que empieza a despedirse.
Detrás de ese bello al sorpuesto pueden vislumbrarse, el molino de los vientos, el cementerio, hasta la torre del Salvador, todo el Norte ayamontino teñido de rojo anaranjado o de naranja rojizo.
Esperemos que con esta embelesadora vista se anime el amigo Bole, que hace tiempo que no aparece por aquí y el Núñez anda preocupado.