MOJARREANDO. De San Corte Inglés a San Diego.
Durante más de treinta años mi vida laboral o funcionarial discurrió por la ciudad de Sevilla. Por las mañanas en Tablada, Capitanía General y Delegación de Defensa, y por las tardes en una notaría y en un bufete. Esto quiere decir que mi deambular por el centro de Sevilla era de lo más normal.
Pero un día en el año, ese deambular vespertino lo empezaba más temprano. Era el día 13 de noviembre, festividad en Ayamonte de nuestro patrón San Diego de Alcalá, fiesta oficial local. Pero el pobre San Diego no tenía muchos adeptos que se dijera, y muchísimos ayamontinos llegaban a Sevilla ese día para visitar la capital andaluza, y especialmente pasar horas en El Corte Inglés. El ingenio ayamontino no tardó en definir tal situación: era el día de San Corte Iglés. De modo que nuestro santo se quedaba con su misa y poco más.
Por razones tibias y cobardes, en un principio se trató de paliar el desaguisado que significaba dar la espalda al patrón con tanto descaro, y se trasladó al domingo siguiente la festividad. Así que ya teníamos un día de San Diego postizo.
Pero con el tiempo, aquella tibieza, aquella cobaría, fue transformada, no en valentía, que tampoco se trataba de eso, sino en lógica, en coherencia. Y desde entonces el día de San Diego ha venido siendo eso, el día de San Diego, patrón de Ayamonte, sea cual sea el día de la semana en que caiga.
La Eucaristía de ayer y la procesión resultaron multitudinarias. La iglesia parecía que acogía una novena a la Virgen e incluso la misa mayor. Bancos llenos y gentes en los laterales. Ha triunfado la cordura, el sentido común.
Un último detalle: no hubo rosquillas. El dinero se ha destinado a aliviar las grandes necesidades de los más necesitados. Así lo hubiera querido nuestro San Diego. Lo otro no está mal, pero entre el folflore y la caridad la elección es obvia.
5 comentarios
El rosquilla -
Pues Vdes. que tan listos sois, ¿por que no colaborais con Casiña?
Os admitiria con las manos abiertas
Otro de la Villa -
Anónimo -
Ayer -
No costaba nada haber ido pidiendo a los comerciantes, bares, particulares, etc. que donasen unos euros (dos, tres) y con ello se habrían hecho las tradicionales rosquillas, que no deben valer tanto.
Y luego se podría haber entregado a la gente la rosquilla a cambio de un paquete de legumbres, arroz, etc., con lo cual se hubiera recaudado una gran cantidad de alimentos para los pobres, con lo que San Diego seguro que hubiera estado muy orgulloso de nosotros.
Creo como digo antes que ha sido dejadez y, sobre todo, falta de imaginación, y que aunque es absolutamente cierto que estamos pasando momentos, en muchos casos dramáticos, no podemos echarle la culpa a la crisis que vivimos, de todo. Es más, en este caso se podría haber conseguido una cantidad ingente de alimentos para repartir entre los pobres.
A ver si por lo menos toman nota para el año que viene.
Manolo Cruz -
JOAQUIN CASIÑA RODRIGUEZ