PASARELA RIBERA: Capítulo VI. Una historia entrañable.
Muchos cofrades de nuestros días, la mayoría quizás, son los herederos de otros ayamontinos que, en época de penurias, dejaron sembrada la semilla para que hoy florezca lo plantado de forma espléndida. Olvidarlos sería imperdonable. Podríamos hablar de la antigua banda de cornetas y tambores, por ejemplo; pero hoy le toca el turno a un grupo de hombres que para mí, y es sólo una opinión, han resultado ser toda una institución de nuestra ya larga historia cofradiera: los antiguos cargadores. Ellos cruzaban la “Pasarela Ribera” soportando dos cargas, la del paso y la del hambre, la necesidad de llegar sus estómagos vacíos y aliviar también los de sus hijos.
Cuando la Guerra Civil dejó tras su paso la horrible secuela del hambre, nuestros pasos no contaban con costaleros, jóvenes costaleros que preparan la estación de penitencia mediante duros ensayos, compensando el esfuerzo con suculentos bocadillos. Entonces, a las puertas de nuestros templos se agrupaban muchos hombres altamente necesitados de todo lo necesario para la subsistencia diaria; eran muchos, demasiados, no cabían todos debajo de las trabajadoras. Muchos acaban de llegar de la mar, del mechillón, del longuerón, hoy productos de lujo y que en muchas ocasiones ni siquiera tenían valor en lota , llegan desnutridos, sin fuerzas, pero con ansias de ganar unas pesetas con las que atender las necesidades más peren torias del diario. Una parada obligada a las puertas del “Rancho Grande” suponía una reposición de fuerza ficticia, pues lo único que se conseguía era calentar el vacío estómago con un par de vasos de vino peleón.
No tengo datos que me permitan asegurar lo que cobraban, algún bloguero lo aclarará, pero seguro que se trataría de un salario de subsistencia a la baja, como sucedía con todas las actividades de aquel Ayamonte próspero, aunque sólo para unos pocos.
Han pasado muchos años. Vino después la crisis de las ruedas y la subsiguiente eclosión del mundo costalero, la de esos jóvenes ejemplares de nuestros días que nos deleitan cada año con su trabajo serio y disciplinado.
En el juicio del cielo de aquellos héroes casi anónimos alguien abrió un sobre para nombrarlos. Fue imposible. El Juez Eterno, al contemplar semejante multitud, preguntó quiénes eran. El alguacil le respondió: son los que vienen de la gran tribulación y han lavado sus túnicas con la sangre del Cordero.
Para mí que la herencia dejada ha sido altamente fructífera en muchos casos. Mucho me temo que algún que otro pocero –al menos conozco y admiro y quiero a dos-, tienen mucho que ver con esta historia. Si nó, que lo digan sus nietos, ejemplares cofrades. Y sus hijos, que lo siguen siendo.
26 comentarios
Jaime Matas -
Jaime Matas -
Er Mayo -
Orange Market -
Er Mayo -
F. Pargana -
Yo cuando hice mi comentário casi estuve a punto de decir,( a lo mejor no la tocaban por falta de huevos) jajajaj perdonen la suave expresión. Gracia amigo Ayaba. Saludos.
Ayaba -
Saludos
Ayaba -
Yo lo que le digo a un amigo del Campillo de las vacas es que no tenga prisa en que llegue la cuaresma y después las Angustias que nos asemos viejo.
El sábado pasado tuvimos el descanso de los campeones, se rumorea que para el verano vas a fichar por los de la acera de enfrente como lo hagas me borro de colchonero, no te ajunto.
Saludos
F. Pargana -
Amigo Ayaba,sobre las enormes trompetas me acuerdo, !contrí que si me acuerdo! Tendria yó mis 4 / 5 añitos y la primera vez que las escuché estaba en los brazos de mi madre y tuvo que salir corriendo conmigo porque yo lloraba de pánico. Despues de mayorcito vi las traian pero nunca las tocaban, no sé si hubo reclamaciones por parte de las madres de los niños! jajajaja. Um abrazo
EL KUN -
un saludito..ah la cidra del sabado bien no ,ya le estais dando vidilla a los madridistas
Trini Flores Cruz -
Vamos a ver, prenda: ¿desde cuando la Semana Santa abarca dos años?. Tengo entendido que dura una semana y siempre es en primavera, por lo que los días de Semana Santa no pueden ir de un año a otro. Y en las bases del concurso de fotografías se dice que estas tienen que ser de la Semana Santa 2009-2010.
Un abrazo y suerte con la lluvia para este año.
Ayaba -
Me parece amigo KUN que no tienes ni ideas de las trompetas que preguntaba yo, no me acordaba que en aquel tiempo tú estabas todavía en el Limbo.
Saludos
EL KUN -
F. Pargana -
Amigo Ayaba, gracias por la cortesía al pedirme que lo trate por amigo. La palabra amistad puede ser usada en diferentes connotaciones. Puede ser mencionada sarcásticamente, vanamente, convenientemente, inteligentemente . pero en ninguna de estas diferentes situaciones o terminologías, beneficia de la verdadera esencia de la palabra. Mi padre siempre me dijo: Recuerda hijo, que los únicos amigos verdaderos que tienes, son tus padres,( y con eso me lo decía todo).Existen personas que las trato por amigos porque en realidad lo somos desde la infancia, pero a usted, lo voy a tratar por amigo porque: primero me ha dado su permiso, y segundo porque tenemos algo en común que nos une, que es: Ambos somos emigrantes, ambos tenemos un profundo amor por nuestra tierra y ambos sufrimos con la añoranza de tiempos idos. Por esto, que no es poco, también me puede tratar por amigo, y mi padre allá donde esté, sepa que por amor a un pueblo,se puede crear raíces muy fuertes a las que se les puede llamar amistad. Saludos amigo Ayaba.
Ayaba -
El amigo EL KUN sabrá donde estarán guardadas.
Saludos
EL GUARDIAN DEL REGISTRO -
P.D. Felicidades a Trini y El de siempre, por haber puesto fín a un innecesario enfrentamiento. Gracias.
Ayaba -
Los cargadores eran de admirar, los del Viernes Santo con sus hábitos y sus coronas en la cabeza me sorprendían su devoción, era impresionante. Por la mañana me sentaba con mis padres en la calle Galdames o en la puerta de Luciano a beber algo y algunos de los calgadores iban calle arriba, calle abajo rifando gallinas, pollos, liebres, conejos y el inolvidable señor Colijo rifando la Vara para el año siguiente.
En los juegos pedíamos cera a los penitentes, la derretíamos y la metíamos en un canuto de caña con un cordel, cuando se secaba se partía la caña ya teníamos las velas las poníamos en un banco pequeño de sentarnos en las migas poníamos también una estampa y flores del Callejón Largo o de la era de los enamorados y ya teníamos el paso hecho.
Saludos para todos.
F. Pargana -
Gracias por ese retrato de nuestra vivencia.
Ayaba -
Aquellas personas, hombres cargadores, aunque tenían el calor de sus hogares vivieron una infancia triste, dura, amarga -Los años de la contienda civil- el hambre y lo que verían por las calles de nuestro pueblo. No verían un solo trozo de pan duro en la basura, el campo que empezaba en el Arrecife estaba lleno de higueras, hasta el Cementerio estaba rodeado de estos grandes árboles, el hambre les hacían arriesgarse a coger un higo a sabiendas de que si los veían estaban apañados.
Más arriba he puesto, tiempos vividos con sentimientos y dignidad por que en la posguerra aunque no había casi nada nuestras madres -Aquí ya entramos nosotros- a pesar de lo visto, vivido y sufrido, juntaban entre las vecinas un poco de harina y miel, en La Noche Buena entre todas hacían pestiños para que sus niños celebraran La Navidad fomentando la fe cristiana que nos enseñaban en Las Migas.
En la Semana Santa aquel respeto, aquel silencio que nos inculcaban durante el recorrido procesional, se respiraba aire de devoción donde nada más que se oían el toque de las varas en el suelo y el sentimiento de una saeta. Nos llevaban con ropa humilde, limpitos y peinaitos al Paseo de la Ribera, tantos los que se sentaban como los que nos poníamos de pie detrás de las filas de sillas total silencio, cuando en mitad del Paseo el capataz ponía el Paso mirando a la mar no se oía nada, aunque la mayoría estaban rezando una plegaria.
Saludos para todos
Trini Flores Cruz -
pedro perez -
Espero que haya quedado lejos el ruido de sables. Comento este artículo (que sabes no tengo costumbre en hacer comentarios)porque quisiera anotar que entre los cargadores y los costaleros existió un período de transición, que creo interesante no caiga en el olvido. y es el siguiente: ¿que nombre le ponemos a los que durante muchos años empujaban las ruedas?. Esos hombres existieron, también eran pagados (y por supuesto los pagaban los de siempre), y cubrieron, muy dignamente, una época de transición muy amplia en nuestra semana santa. ¿que atractivo tiene un paso a ruedas?, pues mucho menos de la mitad que un paso con costaleros o cargadores, sin embargo esos hombres de transición, que en su mayoría eran los pocos que quedaban en activo de los antiguos cargadores, se hicieron verdaderos especialistas de "empujar" esos carros y ponían todo su empeño y esfuerzo en procurar que los pasos no parecieron precisamente "carros". En aquel tiempo era también muy importante la labor del capataz, pues un capataz bueno les daba confianza y podían distraerse, sin embargo un capataz malo, les obligaba a poner los cinco sentidos y eran prácticamente los propios cargadores - empujadores quienes llevaban el paso mirando por los respiraderos.
Era tremendamente difícil llevar como capataz y como cargador un paso con ruedas. Mi padre tenía una enorme maestría y sacó también a ruedas muchos pasos, recuerdo que desde muy pequeño lo acompañaba en el paso de la Lanzada, que por sus dimensiones te puedes imaginar lo difícil que era pasarlo por la esquina de La Peña girando sobre dos ruedas, ya que las otras quedaban al aire cuando el giro pasaba de 30º.
La época de las ruedas, merece un post en tus relatos sobre "la pasarela Ribera", porque han sabido mantener dignamente el legado sin perjudicarlo, la gente acompañaba a los pasos sin aplausos ni emociones fuertes, y la parsimonia de las ruedas y su ritmo siempre idéntico facilitaba el que se contemplara a las imágenes con más sosiego, lo que facilitaba, seguro, la oración en plena calle; una de las cosas que nunca se debe perder en nuestra Semana Santa pues es uno de sus fines.
Hoy -
Para decir lo malo de la Semana Santa y de Ayamonte ya están otros personajes y otras páginas. Tú sigue contando lo bueno que hay mucho
Borrador -
Y es que las cosas bien hechas son loables y admirables.
Saludos.
F. Pargana -
El artículo sin duda bonito. pero para mi,
lo admirable es la concordia entre quienes reconocen sus excesos ,y con humildad y sin rancor se dan la mano. ¡Eso es semana Santa! Que debería ser siempre.
Trinidad Flores Cruz -
El de siempre -
Maravilloso y precioso artículo, Sr.Flores, emocionante, realista, lleno de sentimiento y poesía. Los cofrades de hoy recogimos la herencia de aquellos viejos cofrades al igual que las generaciones venideras recogeran los frutos de nuestra simiente cofrade.
!!Enhorabuena!!