AYAMONTE EN EL RECUERDO: LOS TEATROS DE CRISTOBITAS EN LA LAGUNA.
Entras hoy en la habitación de un niño y casi no puedes andar porque te lo impiden los juguetes, algunos carísimos, que vemos como abandonados, claramente sin usar. Y al niño, o a la niña, con uno de los de siempre, simple, clásico, pero que ellos dominan y con el que juega, no el juguete con ellos. Mi nieta, como cualquier niña de hoy, tiene juguetes a porrillo, de todo tipo, de vez en cuando les echa un vistazo, pero que nadie le quite, ni siquiera tome prestado, a su “Adrián”. Adrián es un muñeco vulgar y corriente, pero se deja abrazar, se deja vestir, se deja lavar, se duerme cuando le llega la hora, sale de paseo. Mi nieta es feliz con su Adrián, ella tiene tres años y el muñeco más o menos, aunque ella es la madre, por supuesto y son inseparables
Pero ahora viene lo grave: si los padres, ni los tíos ni, por supuesto los abuelos, escarmentamos. Y vengan juguetes sofisticados, automáticos, para que al final queden en un segundo término. Nada hay comparable con un muñeco, una pelota o una caja de cartón grande convertida en casa, cabaña, escondite.
La foto que ilustra este artículo es de cuando yo era niño. Entonces nos entretenían en la Laguna poniéndonos delante un teatro de marionetas –en ayamontino cristobitas- y eso era suficiente para que la Laguna, la emblemática Plaza de la Laguna, estuviera a tope. Contemplar las caras, las miradas, los gestos de los niños y niñas de la época resulta verdaderamente reconfortante, con qué poco nos conformábamos, además con la complicidad añadida entre nosotros y los personajes, como avisábamos de la llegada por la espalda de la bruja.
Espero la colaboración los blogueros más viejos –aquí tenéis trabajo los Ayaba, Fa, y otros- para identificarnos a algunos de los presentes en la foto. Yo sólo identifico a quien creo que es Guillermo Feria, se le ve sólo la cara. Y por supuesto, a ese niño que está de pie delante de la foto con un polo de rayas horizontales y brazos cruzados: a esa tierna edad ya tenía cara de sacristán, ¿no creen ustedes?.
4 comentarios
Ayaba -
Que caritas más graciosas, se ven felices. No importa que reconozcamos sino que cada uno al ver la foto sienten aquello que vivieron, para cada uno de ellos al verse o pensar que es uno mismo se emociona y se le agolpan los recuerdos propios y los vividos con sus amigos de calle, barrio, miga o escuela.
Un recuerdo póstumo, emotivo a mi amigo Juan el Costalero que en aquellos años estábamos en la miga de la inolvidable señora Segunda.
Un recuerdo póstumo, emotivo para Manolo Correa Piris.
Parece que todavía no llegaba el presupuesto para ponerles unas hileras de sillas a los niños, aunque se ve que el señor alcalde de aquel tiempo se preocupaba en contratar unos cristobitas para hacerlos felices además de hacer muchas cosas buenas como por ejemplo traer el agua a las casas, un Centro Lactante, inauguro Federico Mayo, rasuro la montaña del Gurugu cortándola en vertical y haciendo el muro para luego hacer la escuela, no se si estaba este señor alcalde cuando se hizo los puentes en el estero pero seguro que se estaba gestando en su mandato, dando paso mas tarde a la urbanización del Salón de Santa Gadea, el puente a Canela y las carreteras a la playa de San Bruno.
Se estaba aquí también que hasta Los Miguelitos en esos años se vinieron a vivir aquí.
Saludos para todos
Junior -
Saludos
Ayaba -
Saludos
Trini Flores -