MOJARREANDO. 49: El Rocío de la crisis
Volvemos con el tema de la crisis, qué le vamos a hacer si es lo que está de actualidad. El lunes emprendió la marcha hacia el Rocío la hermandad de Ayamonte, dice la prensa que las calles del centro del Ayamonte “se inundaron de gentes” para saludar a los romeros en su despedida. Bueno, yo supongo que los corresponsales tengan que vivir de la corresponsalía, pero un poco de seriedad no vendría mal, y a buen entendedor…
El Rocío, por h o por b, viene a durar aproximadamente una semana, se baila mucho, se anda mucho, y eso requiere un buen yantar. Con esto de la crisis llevamos una temporada con el precio de las gambas a la altura de los zócalos, con decirles que yo llevo comiendo gambas casi a diario desde hace mucho tiempo; me da la impresión de que algo parecido ocurrirá con otros productos, aunque parece que a los del cerdo no se les ve detalle alguno. Lo cierto es que me mata la curiosidad de ver algún reportaje, algunas fotografías, con las mesas en las casas de las hermandades, porque no creo que a pesar de la crisis los romeros vayan a conformarse con aceitunitas, papitas fritas y cortezas de tocino, algún colorao veremos por ahí, alguna cigalita de tronco, digo yo, porque si nó, qué Rocío va a ser éste.
Un buen dato estadístico sería haber pesado antes de salir a mis siempre queridos amigos, y por eso siempre me meto con ellos, Espina y Godovi, y volver a pesarlos a la vuelta, porque la verdad, a pesar de la dichosa crisis, yo a estos dos amigos, en plan ayuna, no les veo, qué quieren que les diga.
Ah, otro dato estadístico que nunca falla. El domingo, en la gran misa rociera, fíjense bien en los curas concelebrantes y díganme a cuántos de ellos se les veía así como faltos de peso.
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