MOJARREANDO. 47: Belén Esteban, la friki de moda
El próximo día 25 de mayo se celebra el día del orgullo friki (toma del fresco, Carrasco), no sé como les sentará esto a los gays que eran hasta ahora los reyes del “orgullo”, en fin, pilarín.
Y digo esto porque la inefable Belén Esteban estará de enhorabuena, acaba de celebrar la primera comunión de su hija y ahora va a celebrar el día del orgullo friki, porque, aunque no le guste, la Esteban es una friki como la copa de un pino. Y no lo digo en sentido peyorativo como ella pudiera pensar, me remito a la definición de friki encontrada en Internet (el muñeco diabólico que todo lo sabe), puesto que afortunadamente, aunque no creo que esta fortuna dure mucho, nuestra Real Academia aun no admite el término.
Según el muñeco diabólico, friki es la persona interesada u obsesionada en un tema, interés que en ocasiones puede tacharse de extravagante. Qué duda cabe que Belén Esteban tiene una obsesión enfermiza con todo lo que suene a Jesulín de Ubrique y de paso a su legítima esposa, la Campa, como ella dice. La Esteban fue novia, amante o lo que sea, que ya eran mayorcitos para ser lo que quisieran, del torero de las bragas y los sujetadores, que le hizo una niña, la niña más famosa y popular de España incluso por encima de las infantas. No hay niña más citada, más nombrada, mas manoseada en la tele que Andrea o Andreíta. La pobre niña aun no sospecha lo que le queda que sufrir a costa de la popularidad mal entendida de su madre, un personaje manejado en tele5 para hacer reir al personal.
Personalmente me da igual que la Esteban sea el hazmerreir de la tele, que lo es, a mí lo que me preocupa es la niña, que al final terminará siendo una persona sin identidad, será la niña del pollo, por ejemplo, además de todo lo demás que su madre publicita sin escrúpulos con tal de llenar la buchaca.
Y más aun me preocupa la pasividad del Fiscal de Menores y del Defensor del Menor, que consienten estos espectáculos deprimentes, de cómo a diario una niña de ocho años sirve de unidad económica, de mercancía, con la vendita sobre los ojos, sí, pero sabiendo todo el mundo que es ella, manejada por una madre sin escrúpulos que cuando la cadena para la que trabaja le demanda una dosis de morbo no tiene el menor inconveniente de sacar a la palestra un incidente con “la Campa”, y de camino hablar de su hija, de cómo el padre no va a verla, de que no le pasa los alimentos, etc.
Cuando le den puerta en la tele, que no tardará mucho, como pasó con la infeliz Tamara, con el Pozí, y con tantos otros que desfilaron por Crónicas Marcianas, por los programas del “gran” Jorge Javier Vázquez y otros, pedirá que se respete la imagen de su hija, que es una menor, pero ya será tarde y la pobre Andreíta quizás algún día llegue a maldecir algo que no quiero citar.
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