TONTOS DE CAPIRUCHO. CUARESMA AVANTI CLARO. LA PASIÓN SEGÚN AYAMONTE.
Cada pueblo festeja el tiempo de Semana Santa a su manera, especialmente siguiendo patrones históricos, ancestrales, familiares.
Aunque hay datos que justifican celebraciones procesionales muy antiguas, incluso podríamos llegar hasta la Edad Media, es lo cierto que la Semana Santa ayamontina tal como hoy la conocemos y disfrutamos aparece en los albores del siglo XX.
Desde entonces, nuestra Semana de Pasión ha sufrido innumerables vicisitudes, incluidas las que podríamos establecer en el contexto de la Guerra Civil y tiempos anteriores. El odio iconoclasta con que la República quiso celebrar su más que discutida subida al poder, nos dejó en cruz y en cuadro. Hubo que restaurar imágenes, recomponer casi milagrosamente otras. Pero nada pudo parar la tradición semanasantera ayamontina.
Poco a poco las aguas se amansaron aunque fuese a base de un régimen dictatorial y año tras años nuestra Semana Santa en su aspecto cofradiero se fue superando. Es lo cierto que todo o casi todo quedaba en manos de los más pudientes económicamente, pues ni el Ayuntamiento estaba en condiciones de ayudar ni los curas tenían la menor voluntad de apoyar a las cofradías, más bien las denostaban cuando tenían ocasión hasta el punto de, irreverentemente, llamar a nuestras imágenes como los “santos de palo”, los que, eso sí, cuando convenía eran iconos sagrados como cuando la famosa misión de 1960.
De nuestra propia tierra fueron surgiendo insignes artistas: León Ortega, Pepe Vázquez, Francisco Domínguez, Pepe Garcés…que se encargaron de convertir en grandísimo lo que ya de por sí era grande.
Pasó la crisis de los cargadores, llegó la eclosión de las cuadrillas de hermanos costaleros, de capataces propios, incluso la música tiene un papel importante en los eventos cofrades.
Podrían arreglarse muchas cosas, pero es cuestión de educación –como me decía siempre mi madre cuando me corregía: “el arbolito desde quiquitito”-, como dejar de cruzar la calle durante los desfiles, pecado en que caigo reiteradamente, evitar que los niños pidan cera de la forma indiscriminada con que lo hacen, educándolos a que lo hagan de forma más ordenada y no sumirlos en el mundo de la competición a ver quien logra la bola de cera más grande, pensar que si se va dejando la cangrejada el paso lucirá más y andará mejor, etc.
De todas formas, la Pasión según Ayamonte también es hoy por hoy imitable en otros lugares y es sabido que cuando una hermandad cambia de mesa de paso, de respiraderos, de candelería, le es fácilmente colocarlos en esos otros lugares, en los que se podrá oir aquello de “vamos a estrenar algo procedente nada menos que de Ayamonte”.
Pues hala, a disfrutar, a festejar la Semana Santa a la manera ayamontina, según Ayamonte, como la hemos querido desde hace poquito menos de un siglo.
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