AYAMONTE EN EL RECUERDO. 26. La cueva de señó Canasta
Miren bien la fotografía que será publicada para ilustrar este artículo, observenla con todo detalle, examinen el entorno en general. Les aseguro que todavía existe, intacto, el lugar, ya les diré donde para quienes no lo sepan. Bueno, ahora vamos a lo más importante. En ese hueco que se ve en la foto, al que yo he denominado cueva pero que no llega a esa categoría por el escaso fondo que tiene; en ese hueco sin ventanas, ni puertas, si sillas, ni camas, ni luz, ni agua, vivió mucho tiempo un ayamontino al que conocíamos por el Canasta. Ignoro su nombre y apelo a los blogueros más viejos -la taberna del amor, por ejemplo- a que lo aporten si lo saben.
No sé a que se dedicaba señó Canasta, al fin y al cabo yo era un niño cuando pasaban estas cosas, eso sí, siempre se le veía con unas canastas. Como era pobre de solemnidad debemos pensar que se dedicara a recoger cosas tipo chatarra para luego venderlas o para traerse a la cueva algo de alimento que le diera la gente.
Lo que si les puedo asegurar que señó Canasta era hombre de mal genio, con toda seguridad porque los chiquillos de la época le sacábamos de quicio metiéndonos con él. No se trataba de nada violento, simplemente cuando pasábamos a la altura de la pedrera donde está la cueva camino del campito Fortuna o a la vuelta, le gritábamos su apodo, y él ya tenía preparado junto a la cueva un buen número de pìedras que nos lanzaba, eso era todo.
Como lo prometido es deuda, les indico el lugar de la cueva. Vayan al final de la calle Huelva y cojan el Callejón del Gringo o calle Rosa y desembocarán justo en la pedrera donde está situada la cueva. Si lo quieren hacer de otra forma, suban al Peñón y bajen camino del Banderín, así pasarán a todo lo largo de la pedrera y la cueva les quedará de frente.
Esa oscuridad que aun conserva la cueva se debe a las múltiples candelas que se hacía señó Canasta para cocinar y calentarse, el renegrío del humo de la leña aun se conserva. Y es que mendigos los ha habido siempre. Mendigos o gentes que deciden llevar una vida a su manera, quien sabe.
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monolo -