AYAMONTE EN EL RECUERDO: El viejo estero de la Ribera.
Reconozco que es una obsesión. Para qué vamos a andar con rodeos. Dos rincones del viejo Ayamonte me insuflaban un pellizco al contemplarlos: la curva de la cuesta de Morillas cuando a la ciudad se llegaba por la carretera antigua y ya se vislumbraba el paisaje urbano en la lejanía, y el viejo estero de la Ribera, que se plantaba ante nuestra vista con embelesedora belleza al superar la conocida como curva del astillero hoy llamada de los Miguelitos.
Estampa incomparable ver las embarcaciones besando la Avenida, como queriendo pasear por su acera o llevar a sus marineros hasta las mismas puertas de la Cepa, el Túnez o el Rancho Grande. O al despuntar el día, cuando llegaban los viajeros del tren; o ver a Manolo el Petenero y Pepe Frigolet, con sus cansinos andares, caminar en busca de las charangas; o como la buena de Isabelita Aveiro volvía de la misa de ocho y media y como los chiquillos de la escuela de los Marinos esperaban a las puertas de la vieja escuela la llegada del maestro, que en algunos casos serían Enrique Muniz o Luciano Pereira como sustitutos del titular que ese día no llegaría.
Era un primor contemplar cómo los barcos, indistintamente, flotaban en sus aguas o descansaban sus sufridos y calafateados costados en el fango cuando la bajamar. Y aquella más que romántica estampa, como la que recoge la fotografía que ilustra esta entrega, de marineros pescando no sé qué, pero seguramente almejas, o anguillas, algún lenguado, y siempre arbiñocas que servirían de carná en la pesca con aparejos que nos traen a la memoria a dos viejos expertos en tales menesteres: Juanito el Guinga y Pepe el Zamboro.
Barcos de vela, a motor, y botes sin vela ni motor. Barcos, siempre barcos como esencia de la vida marinera ayamontina, y un estero que cedió sus dominios en aras de una dársena pesquera que al final se ha convertido en refugio de motoras de recreo con las que ya no se recrean sus arruinados dueños, y quedó a disposición de diseñadores que no terminan de definir lo qué quieren hacer en él o con él.
Sé que algunos blogueros me van a decir que del estero ya he escrito otras veces. Yo les contesto: y las que quedan.
25 comentarios
Orbegozo -
Pégate un barrigazo, -
Pégato un barrigazo, -
Orbegozo -
Me falta cariño, no tengo cariño me quiero ir porque no tengo cariño, fue al despacho del mandama del Madrid al dueño del Madrid el Mende no al que va por debajo de este el que llena el palco de políticos así les va lo que llevamos de temporada, el Cristianito dijo me quiero ir me falta cariño, el Florentino le dijo si me traes tanto dinero como para fichar a Messi puedes irte, el Florentino le subió un montonazo de dinero y Cristiano dijo ya tengo cariño ya me dan cariño ya no me voy es mi equipo de toda la vida.
Orbegozo -
Puesto a hablar de otros temas hablemos.
Aquí se hablo largo y tendido en su tiempo de las ministras Socialistas, no se ha dicho nada de las ministras del PP hablemos.
Ayaba -
Pégate un barrigazo, -
Ayaba -
Ayaba -
pa ti es la vida -
Juan Martin Gómez -
Pégate un barrigazo, -
J. Martin -
Juan Martin Garcia -
Ayaba -
Ayaba -
Por favor no me digas más esto.
F. Pargana -
Albariño -
Mojarrafina, -
El mismo -
A tres bandas y con efecto al contrario. -
Ayaba -
Mojarrafina, -
Pero ya puestos a citar recuerdos del Estero, vamos allá: oficina de Joaquín Feu, casa de la familia Sierra, barbería de Castelito, Rancho Grande, funeraria, barbería de Castelito, hermano del anterior, Escuela de los Marinos, casa de los Botello, oficina de Contribuciones, familia Gómez Espìna, bar el Túnez, almacén de Clemente Franco Expósito, casa verde de la familia de Rafael Gómez, familia Cabrera, barbería de Campito, bar la Cepa, el Chacinero, el Petenero, Pepe el Sordo, Cañita, bar la Gasolinera, Enrique Muniz, teatro Ibérico, taller de Paco el tallista, bares del Lana y el Adoquín, y finaliza Manuel el Paragüillas o de las Papas.
Seguro que me habrá olvidado de algo, pero para esos estáis, globeros, así que os espero.
A tres bandas. -
Ayaba -
Señor Trini a mi modesto entender le ha faltado poner las peluquerías de Castelito y Campito, el surtidor de gasolina donde repostaba la Piomba y cuatro coches más, por las noches abriendo sus puertas el Teatro Ibérico, hay más cosas que poner pero no voy a ser abusivo.
Saludos para todos