AYAMONTE EN EL RECUERDO. El Instituto Laboral
Corrían los años cincuenta del pasado siglo y Ayamonte fue inundada de un anuncio muy especial, que la verdad sea dicha resultaba ininteligible para la mayoría de los ciudadanos: la apertura del Instituto Laboral. ¿Y esto qué es?, se preguntaba la mayoría del personal, y los pocos que lo sabían lo explicaban así: se trata de un centro para estudiar el bachillerato, así los jóvenes ayamontinos que no puedan ir a Huelva a estudiarlo ni pagarse clases particulares, pueden hacerlo aquí.
La realidad, la cruda realidad, era esa, que los pobres teníamos que conformarnos con terminar todos nuestros estudios en la escuela, mientras que los más pudientes, o iban a Huelva a estudiar, o lo hacían aquí dando clases particulares con los maestros de las escuelas públicas y al terminar el cuso se examinaban en la capital.
Así, el Instituto Laboral vino a ser la puerta que abrió multitud de oportunidades para la juventud de entonces, que después de terminar la enseñanza media podían acceder a la universitaria; y hasta los menos afortunados económicamente contábamos con un título, el de bachillerato, que a la larga nos iba a ser de provecho.
El Instituto Laboral se abrió en el edificio que hoy alberga la sede de Agrupación de Cofradías, sitio bastante incómodo para el estudio, en el que incluso hubo de construirse un aula de madera que precisamente realizamos los alumnos bajo la dirección del profesor de carpintería, el siempre recordado maestro Arturo do Carmo. Todos los profesores, a excepción del citado, de Justo Gutiérrez para el área de dibujo y el padre Fernando Larraínzar, a la sazón párroco de las Angustias para el de religión, vinieron de fuera, siendo todos ellos profesores titutulados e incluso alguno con la categoría de catedrático.
La gimnasia, que era como entonces se llamaba a la educación física, la practicábamos en el mismo claustro del Instituto, y ya más tardíamente en el campo de fútbol. Entre las peculiariedades de aquella enseñanza destacaban dos: una, que el bachillerato duraba cinco años, dado su especialidad, que en las zonas marítimas era la de marítimo-pesquera; otra, que eran de estudio obligatorio dos asignaturas propias del régimen nacional-catolicista existente, las de Religión y la llamada Formación del Espíritu Nacional.
Para terminar, decir que era obligatorio aprender a ayudar a misa, y que todos los días, al comenzar y terminar las clases, se izaba y arriaba bandera al canto del "cara al sol", y a mediodía tenía lugar el rezo del "Angelus". A pesar de todo, no vayan a pensar que aquello era un infierno, nosotros éramos muy jóvenes, casi niños y lejos de molestarnos, hasta nos divertíamos, como cuando teníamos que vestirnos de "flechas", pues no vacilaba nada desfilar por el pueblo ante la atenta mirada de las muchachas.
Bueno, os dejo, que a mí me pasa como al Palmero y al Sulpicio, que en hablando del Instituto me pierdo. Si queréis saber algo más, le podéis preguntar a cualquiera de los chavales de la fotografía que ilustra este artículo cuando la pueda insertar Javi Martín, que ahora está aprovechando la feria de Villarreal para comprarse toallas, mantelerías y juegos de cama para su ya inmnente boda.
1 comentario
Jose Manuel -
Yo estudie 1º de bachiller en el Instituto cuando todavia estaba en la Merced, despues 2ºy 3º en el actual instituto, y me complace recordar a algunos de los profesores de aquel tiempo.
Mi recuerdo para D. Justo, D. Cesar, D. Jose Luis Torralbo Pelayo, al padre Garcia (profesor de religion) D. Arturo
Que me inculco mi afision por la carpinteria, en fin de todos guardo un buen recuerdo siento que me acuerdo de todos pero no de sus nombres.
En aquellos años dos cursos mas adelantados que el mio, era jefe de clase quien me dio algunas clases en su casa, hoy es Obispo Castrense me estoy refiriendo a D. Juan del Rio.