AYAMONTE EN EL RECUERDO. Los viejos galeones
En atención a la petición formulada por el bloguero "quintrovillegas", me dispongo a tratar el tema de los viejos galeones por tratarse de un asunto eminentemente marinero, inseparable como tal de nuestra vida y de nuestra historia.
La actividad fabril ayamontina de mediados el pasado siglo era extaordinaria. La pesca de la sardina y subsiguiente paso a conserva significaron la actividad principal de Ayamonte, generadora además de otras muchas actividades en el ámibito de los servicios.
La abundancia de sardinas era tal que en Ayamonte llegaron a existir un considerable número de galeones. En mi recuerdo, los nombrados como Ayamonte, Punta Bandera, Rafaelito, Peninsular, Catalina, Magdalena y el que más recuerdo, el España, propiedad de la familia Botello, por haber sido mi padre el patrón de uno de sus acostados, el Duero, pues el otro era el Ebro que era llevado por un primo suyo, Pepe el Bartolina. Yo iba muchas veces a ver la subasta de las sardinas en el viejo embarcadero de los barcos que hacían la carrera de Villarreal y después iba en el barco hasta la puerta de la fábrica que se había hecho con la captura en la subasta; mi padre me dejaba llevar la caña del timón aunque él no la soltaba, por si acaso.
Aquellos galeones, llamados así en Ayamonte en vez de tarrafas, no eran barcos de carga, sino de pesca, de ahí que se hicieran acompañar de dos acostados que recibían este nombre por ir a ambos costados del galeón. Completaba la flota un pequeño barco, llamado bote, que era utilizado durante la acopejá de la sardina, operación que dirigía un técnico que por ello era llamado patrón de bote.
Terminada la temporada de pesca, los galeones quedaban atracados en el estero de la Ribera, pues entonces aun no se había hecho la dársena, y nos ofrecían esa estampa bellísima e irrepetible de ver como se entraba en el pueblo con los galeones al lado de la carretera. Ya sabemos lo que ocurrió después con el estero, que nunca volvió a ser lo que era.
Nuestra costa fue esquilmada, no por nuestros galeones, que eran pocos, sino por la enorme flota de traiñas con que contaban los portugueses pues ellos podían pescar en nuestras costas y aguas jurisdiccionales pero nosotros no podíamos hacerlo en las suyas.
A pesar de esta gran actividad, eran otros tiempos, no había sindicatos ni nadie que amparara a los marineros y a los trabajadores del muelle y de las fábricas, y la gran riqueza se la repartían unos pocos, como casi siempre.
3 comentarios
m,auxiliadora martin vazquez -
Trini Flores -
TONTO DE CAPIRUCHO -