AYAMONTE EN EL RECUERDO. 43. Villancico ayamontino
Antiguamente las cuadrillas de campanilleros proliferaron en Ayamonte y era costumbre en estos días de la Navidad cantar por las calles e ir de casa en casa a recoger el aguinaldo y comer y beber a gañote.
Ayamonte contó siempre con villancicos propios y música propia, todo ello al compás del almirez, la pandereta, el chiquichís, la botella, la zambomba, el pínfano, los palillos y ya más tarde se incorporó la guitarra con la cuadrilla del recordado Maclau.
Cuando se llegaba a una casa a cantar no se pedía permiso porque éste ya se llevaba, simplemente lo anunciábamos así:
"A esta puerta hemos llegao, señores cantar queremos, que la licencia del Niño en la mano la traemos".
Nos dejaban pasar, por supuesto, y ahora venían los villancicos, algunos con letras o latiguillos ayamontinos. Hoy nos vamos a detener en uno por su peculiaridad, era cuando cantábamos aquello de:
"Dame usté los jigos, dame usté las brevas, que me voy pa casa a encender candela".
Y digo yo, los jigos podían ser secos, pero las brevas no se secan. Y si Ayamonte y Belén son ciudades del hemisferio norte, donde la higuera produce sus dos frutos de junio a julio, ¿cómo nos iban a dar las brevas por Navidad?.
Hay casas peores, como aquel popular que dice "Holanda ya se ve". Desde luego, ver Holanda viniendo desde el Lejano Oriente antes de llegar a Belén, es tener demasiada vista, ¿no creen?. Y es que en todas partes cuecen habas.
Por cierto, quien cogiera el próximo verano un canasto de higos y brevas como el de la foto. Que aproveche.
4 comentarios
bichichi -
locar -
José Manuel -
jmrguezma -
Yo formé parte de cuadrillas y tambien recogiamos buenos dineritos para aquellos años.
Tocaba el chiquichi y la botella de anis con la cuchara.