AYAMONTE EN EL RECUERDO. Los paseos hasta el matadero
Es cierto que cada época se distingue según las costumbres de sus contemporáneos y que estas cambian con el paso del tiempo, dejando una huella que a veces es agradable recordar.
Una de las costumbres más arraigadas entre la juventud ayamontina de mediados el pasado siglo era la de pasear y tomar el sol los domingos después de comer a lo largo de la cuneta de la carretera y de esta misma por la escasez de tráfico y con un final predeterminado: el viejo matadero municipal.
Durante el paseo, tomando el sol, usos y maneras invariables, como comer piñones, de tal guisa que todo el mundo poseía y portaba una pequeña navaja para abrirlos; y una parada obligada en la huerta primera, la de "Tintín", para arrancar los tronchos de coles que habían quedado en la tierra, pelarlos y degustarlos, cuestión esta que ahora puede extrañar, pero en esos tiempos los estómagos no andaban muy airosos y todo venía bien. Ya en el viejo matadero, unas hermosas y generosas moreras facilitaban la continuación de la merienda.
El regreso se producía cuando empezaba a aparecer el relente, y como quiera que algún que otro noviazgo se fraguó en dichos paseos, algunas parejas venían más lentas. Lógico.
En el viejo matadero vinieron a construir un auditorio, no se por qué, porque al final ha quedado en restaurante. El Ayuntamiento se escudó en que el viento daba en las palmeras y no se oía bien la música, y por eso se lo entregó a la familia que lo regenta, y no quiero seguir con el asunto, que me pone ciertamente nervioso. Hoy, ni matadero, ni auditorio, eso sí, un gran negocio que no se por qué procedimiento se adjudicó. En fin, dejemoslo aquí, y si alguien sabe algo más que entre en el blog y ponga un comentario, que será bien venido. Además, esta no es la página del mojarreo, sino de la nostalgia.
4 comentarios
Enfrente Fernández -
Una. Ya sabemos que durante los paseos al matadero no comía tronchos de coles sino lechugas.
Dos. Me parece que anda mi amiga algo desorientada. Creo que Enfrente Fernández es un lugar que ahora ocupa un puesto de churros, el del amigo Rogelito después de separarse de la familia de su tío Rolegio el de los Jeringos. ¿Y qué había en ese lateral amiga Sarima?, algo que quedaba enfrente de la tienda de comestibles de la familia Fernández. Sarima es de la que compra y lee los libros de Trini Flores, así que en la primera parte de Ayamonte en el Recuerdo, Nostalgias de mitad de siglo, encontrará la respuesta. Además, he hablado con Trini y me dice que "Enfrente Fernández" será un artículo que publicará pronto.
Enfrente Fernández -
Sarima -
Sarima -
Pues sí, yo también recuerdo con nostalgia aquellos paseos hasta el Matadero, las tardes de invierno para tomar el sol, con mi novio y algunas parejas más, porque, eso sí, nuestros padres de aquella época, no nos dejaban ir solos, eran otros tiempos... De lo que mejor me acuerdo, además de los piñones, que estaban riquísimos, era entrar en la huerta primera y comernos una lechuga fresquita, lavada en el agua de la alberca de la misma finca y nos ibamos comiéndola como si fuera una golosina. ¡Qué tiempos aquellos!...