AYAMONTINOS INOLVIDABLES. Manoli Martín Romero.
No sé si algún día Dios decidirá explicar a sus hijos sus criterios de Justicia, o de esa lógica que seguro es consustancial en Él, pero que a los humanos nos resulta incomprensible en muchos momentos de nuestra existencia. Perder un hijo, no solamente es un drama, es que además es una incongruencia con la propia existencia que determina, en pura lógica, la natural duración de la vida de los seres humanos, esa ley de la vida a la que tanto recurrimos cuando llegan casos como el que motiva este artículo. Tampoco terminamos de comprender cómo después de que con sudor y lágrimas, constancia, determinación e ilusión se construya una embarcación llamada familia, esta zozobre y deje náufragos a buena parte de su tripulación. Y este es el caso que se da cuando un matrimonio queda roto por el infortunio que nos ofrece la muerte, siempre dolorosa, sobre todo cuando la soledad llega a quien nunca supo vivir sin la compañía.
Como parra fecunda en medio de la casa; como renuevos de olivo alrededor de la mesa, nos recuerda el salmo. Hoy, la heredad de nuestro buen amigo José Manuel Martín Frigolet ha perdido su más fecunda parra, aquella que son señorío, amor, humildad y sacrificada entrega, se humanizó en la figura de una mujer ejemplar, de una esposa ejemplar, de una madre ejemplar: Manoli Martín Romero. Hoy, el viñador y los renuevos de olivo han quedado absolutamente desamparados, se han quedado sin esa sombra generosa y sacrificada de una madre que siempre permaneció en ese lugar tan poco visitado llamado humildad, mientras ellos, su esposo, sus hijos, eran puro ejemplo ciudadano, fruto de una unidad familiar, auténtico paradigma, ejemplo a seguir.
No temo por Ernesto, Javi y Alberto. La juventud les hará fuertes frente a una vida que ya sin su madre serán otras vidas, pero ellos sabrán construir las suyas inspiradas en el incomparable ejemplo de su madre. Temo por mi amigo José Manuel, y sólo me queda esperar que su profunda fe le de fuerzas para afrontar estos momentos que en estos casos ya no son sólo estos momentos, sino los momentos por antonomasia, pues ya no le quedará otros que el recuerdo permanente de una compañera que fue todo un ejemplo de esposa y madre. Descanse en paz Manoli, que sin duda permanecerá en el recuerdo de todos los ayamontinos.
8 comentarios
Antonio Vidal Ríos -
Desearles mucha fuerza para superar éste trance.
Saludos con todo mi afecto.
Ayamontino -
Ayer -
Villorro -
Es verdad que a veces resulta incomprensible entender ciertos criterios que afectan a nuestras vidas.
Ante todo el mayor deseo que Manoli descanse en paz y, desde la distancia, les envío el más sentido pésame.
A los cuatro, a pesar del duro golpe, pedirles que mantengan la entereza y luchen.
Un fuerte abrazo para ellos
Anónimo -
el prior de la Orden de los Hermanos Hospitalarios -
salu2s
EL GUARDIAN DEL REGISTRO -
Uno de tus innumerables amigos, -