AYAMONTE EN EL RECUERDO. Las antiguas carbonerías.
Antes de que hiciese irrupción en el mercado, y concretamente en el ámbito doméstico, el petróleo, eran el carbón y la leña los únicos combustibles empleados para cocinar.
El hecho de que en todas las casas se cocinara con carbón –excepto en algunas, muy pocas, de gentes pudientes que cocinarían con electricidad- suponía que proliferaran los establecimientos dedicados a su venta: las carbonerías, las antiguas y muy recordadas carbonerías.
La más conocida de todas ellas era sin duda la de la familia Caraballo, frente al Cardenio, al frente de la cual siempre estuvo Juan González, sobrino de los dueños y padre de nuestro querido amigo el inolvidable Juan el Costalero. Otras carbonerías venían ubicadas en calles Zamora, Peña, Buenavista, Olivo, y la muy popular de Manuela la Pichilica en calle Huelva esquina a Lepanto. Y es de suponer que alguna en la Villa, pero yo no recuerdo ninguna en dicho barrio.
El carbón llegaba al pueblo en grandes carros tirados por mulas, y era todo un espectáculo verlas subir la calle Buenavista con aquel empedrado resbaladizo, en muchas ocasiones caían a tierra y costaba toda una vida levantarlas.
Además del carbón, en estas tiendas se vendía también sus derivados, el cisco y la tierra para la copa, incluso en alguna que otra se despachaba vino, como en la que tuvo en la calle Olivo, en el Peñón, el portugués Aníbal, padre del amigo Anibita, gran carpintero-herrero, cofrade y ayamontino siempre dispuesto a echar una mano. A Aníbal le sucedió Domingo el carbonero, tío de Pepito el de los Cupones.
Después llegó el petróleo y Cayetano Ojeda acabó con las carbonerías, legalmente, claro, pero como el petróleo era más limpio y rápido para cocinar, el carbón fue desapareciendo, quedando la secuela de la tierra y el carbón para la copa.
Hoy predominan el gas y la vitro. ¿Mañana?. Mañana Dios dirá, y que nos de la oportunidad de conocerlo, en buenas condiciones, se entiende.
29 comentarios
Ayaba -
Saludos
F. Pargana -
¡Ves amigo Ayaba! Otra cosa que me llama la atención. En el final de tu comentario dices: un asa.
Y yo pregunto si asa es femenino, no debería decirse: ¿una asa?
Agradecía esclarecimiento
Ayaba -
No recuerdo bien si usaba una romana o una balanza para pesar el carbón, tenia una pala con la que cogía el producto y volcaba posteriormente en el recipiente que se llevaba para ello, por regla general un cubo de hojalata o una lata grande que había servido anteriormente para la manteca en las tiendas de avio a la que se le había acoplado un asa.
Saludos
F. Pargana -
Carbón.
Qué tiempos aquellos los del carbón
vivencias sencillas, rudes gentes
la comida llevaba horas de confección
los padres... era más exigentes.
Chispeando la candela
hipnótica danza de llamas
un niño de centinela
con sueños que su alma inflama
Y en el calor de la brasa luminosa
se duerme de capacho en mano
mientras la comida hirviente rebosa
¡Una bofetada, un grito cercano!
y el infante con voz temblorosa
pide perdón, y castigo liviano.
El Cojo Manteca -
Cosas veredes, amigo Sancho, que faran fablar las piedras, -
El Bardita -
Con que salero abanaban la hornilla con el capacho.
Saludos cordiales
maria -
F. Pargana -
Es que son muchos años en Lusitania
y no es fácil no dar errores. A parte que me apoyo con el programa Word, que sí no...daría muchos más.
Anónimo -
El Bardita -
Saludos
F. Pargana -
Como ya he comentado otras veces, mi padre tenía una carbonería frente a José Salvador, al lado la carpintería de mi tío José Perrolas,( Esto fue antes de yo nacer). Mi padre me contaba, que para sacarle más rentabilidad al carbón, se mojaba por la noche para que al día siguiente al pesarlo, se cobrara unas gordas más.
¡Las técnicas de los negocios!
Muchas veces abaniqué la hornilla con el capacho,( la tal hornilla que el Ayaba comenta), y varias veces me quemé con las chispas que saltaban. Sobre la foto del artículo, puedo deciros: que las llamas están muy fuertes y están saltando muchas chispas, evidenciando que el aire le está entrando por abajo. Es que aparte de encender copas y hornillas fuy ayudante en el taller Cervantes, en la esquina norte del muelle, ahí trabajé con el señor Perlacia (el tornero) y el señor Laguna (el de la fragua), cuya evidente particularidad, era tener un solo ojo bueno, y su inseparable sombrero. Muchas horas al lado de aquella fragua a carbón.
Rumardo III -
Al amigo Bardita: ya escribiremos algo festejando el éxito del blog en estos tres años.
El Bardita -
Saludos
El Torrija -
También me acuerdo que la señora Segunda enseñaba a las mocitas bordar, el día que mi hermana termino un bordado en una talega y aquella tarde íbamos muy contento por la calle Realidad para casa empezaron los primeros copos de la gran nevada.
Saludos
Rumardo III -
fa -
Para encender las cocinas a carbón se utilizaba un rollito de tela ó papel impregnado en un poquito de aceite, al que le llamaban "MECHÓN".
Cordiales saludos.
El Torrija -
Saludos
EL GUARDIAN DEL REGISTRO -
Ayaba -
Cuando ya se termino lo de las carbonería el señor Lequi se construyo un carro de chuchería y eligió para ponerse el muelle al lado de la cansa con el titulo de carrito Paco. Este señor era hermano de mi abuela.
Señor Pargana de cual carbonería se acuerda usted, el yerno del señor Paco el Lequi era el señor que ponía por las Fiestas de las Angustias, el cacharrito Los Patitos que tanto le gustaba a usted ir tocando la campanita mientra aquello giraba.
El señor Kun o Tigre tanto que jugo por el Callejón Largo y la iglesia de San Sebastian no se acuerda de ninguna.
Saludos
Ayaba -
Ante de nombrar alguna carbonería voy a ver si soy capaz de explicar como era una cocina preparada para el carbón.
La hornilla era un banco de obra adosado a la pared de a más o menos un metro de altura, recubierto de azulejos, al frente del poyete se abría la boca de una pequeña galería por la que se accedía al fondo del fogón y subía en forma de ele a la parte plana de arriba donde se ponía la olla. Una vez el carbón dentro de la galería se encendía la lumbre introduciendo papeles ardiendo por las bocas hornillas. Por ahí se sacaban además las cenizas y se podía avivar el fuego abanando con un capacho que es como una especie de abanico de esparto. El humo se iba por una chimenea que iba hueca a salir por las azoteas, cada casa tenía una, desde los balcones de la Granvia se veía muchas, todavía queda alguna. Debajo del banco de la hornilla había un hueco que poniendo una cortinita había para guardar cosas.
Amigos como se retorcían los rejos al ritmo del abaneo del capacho y que ricos estaban.
Saludos
F. Pargana -
Er Mayo -
este antojo y capricho Trinitario
de dedicar este artículo diario
a la antracita, hulla, cisco y tizón
y, fundamentalmente, la razón
es que en nuestro querido diccionario
abunda un repertorio muy ordinario
de vocablos que riman con carbón.
Menos mal que anduve hábil y despierto
y en los tercetos con buen pie he entrado
pues ya no hay rima en -ón, tan sólo en -ierto
y la otra rima pendiente es en -ado
aunque a nuestro amigo Trini le advierto
que, sin ser un CABRÓN, me ha encabronado.
pintarrojaconpapas -
Cosas veredes, amigo Sancho, que faran fablar las piedras, -
El Mojarra del Peñón -
Manuel Celedonio Martín Ríos -
Veo que de cuando en cuando, algunas neuronas se nos despistan.
Me gustan estos comentarios llenos de añoranzas.
jmrguezma -
Cosas veredes, amigo Sancho, que faran fablar las piedras, -