MOJARREANDO. 62: ENTRE LO JARTIBLE Y LO CÍNICO
Llevamos una semana de órdago a la grande, entre el Maiquel Yason, Cristiano Ronaldo y el Papa, no hay tiempo para más.
Por un lado, hay que decir que la muerte de Maiquel Yason no es tan importante para la Humanidad como nos está haciendo ver. Al fin y al cabo se trata de un individuo que renegó de sus orígenes como negro y se deleitó con niños. Pero hijo mijo, como suele ocurrir, a la muerte de un ídolo sucede el nacimiento de un mito. Inevitable. Ya muchas multinacionales de la cosa estarán preparando toda clase de fetiches, no importa que sean artificiales, lo que sea con tal de hacer el agosto a costa del recién nacido mito, cuando vaya a cumplirse el primer aniversario de su ascensión al reino de la mitología. No teníamos bastante con el Presli y la Marilín, ahora el Yason. Que Dios nos coja confesaos.
Por otro lado, el fichaje del portugués Ronaldo por el Real Madrid. Otro dios servido a bombo y platillo, total, como dice mi amigo Ignacio Carnacea, para quedar segundos a final de temporada porque el primero ya se sabe quien será.
Pero la noticia de las noticias, aunque con motivo de los dos acontecimientos anteriores haya pasado de largo, es la ocurrencia del Papa. Verán ustedes, en los Evangelios dice Jesús algo así: mi reino no es de este mundo. Menos mal que lo dijo así de claro para que el Vaticano se enterara llegada la hora, porque ahora resulta que Benedicto XVI se dedica en una encíclica a pedir que la ONU cambie su organización y que cambie también el sistema económico internacional. Eso es no ser de este mundo. Pero digo yo, ¿alguna vez la Iglesia Católica va a cambiar su organización obsoleta pensada en una sociedad cuasi analfabeta que todo se lo traga?, ¿alguna vez el Vaticano va a cambiar el orden económico a través de su propio banco, uno de los más importantes del mundo, ofreciendo claridad de sus finanzas, de sus ingresos, del destino de los dineros?. De lo primero no espero mucho, de lo segundo, ni pensarlo, que por lo visto eso dicen que quería hacer el Papa Juan Pablo I y ya sabemos lo que ocurrió. Y otra cosa, con lo grande que es, ¿alguna vez servirá el Vaticano para acoger a sidosos, drogadictos, hambrientos, a toda clase de seres desesperados?. En fin, pilarín.
3 comentarios
A.Burgos -
fa -
Kiski -
A la iglesia que tenemos hay que criticarle muchas cosas, lo demás sería hacer la vista gorda.
Un Saludo