ICONOGRAFÍA DE LA SEMANA SANTA DE AYAMONTE. La Virgen bajo palio. 7: Virgen del Mayor Dolor
Resulta siempre difícil, y a veces imposible, establecer una escala de valores ante determinadas actuaciones, resultando inútil buscar una alternativa.
En el amor la cuestión es aun más dificultosa. Pero existe un amor que supera todos los demás y que nadie se ha atrevido nunca discutir: el amor de una madre. Por ello, y en lógica consecuencia, si el amor hacia los hijos es el mayor para las madres, también lo será el dolor.
Un dolor que se ha ido acumulando y creciendo a lo largo de toda la Pasión y que llegada la tarde del Viernes Santo alcanza cotas insuperables.
La Virgen del Mayor Dolor, la de la pena serena, la que llora en silencio sin menoscabo de su gran belleza, es procesionada en un trono que alcanza la perfección hasta en sus últimos detalles; todo es armonía en su paso de palio, un palio y un manto que nos confunden, pues ya no sabemos si sus bordados son las estrellas del cielo que han bajado a cortejarla o es el cielo mismo hecho luto y a la vez fulgor.
Pero Ella seguirá sintiendo para siempre su Mayor Dolor, es su destino, un destino que le fue encomendado desde la cruz: “mujer, he ahí a tu hijo”. Y desde entonces Ella lo recibió en su casa. Por eso su dolor se multiplica y hace que aun permanezca la antigua advocación de “Virgen de los Dolores”.
Virgen de los Dolores durante todo el año y del Mayor Dolor en Viernes Santo.
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