ICONOGRAFÍA DE LA SEMANA SANTA DE AYAMONTE. La Virgen bajo palio. 5: Virgen de la Amargura
Nos cuenta el Evangelio que María guardaba y meditaba en su corazón todas aquellas cosas que a lo largo de la vida privada y pública de Cristo fue a la vez viviendo junt0 a él.
Pocas alegrías debió recibir a lo largo de su vida junto a su hijo. Mas bien el sabor amargo de una espera interminable que acabará desembocando en auténtica tragedia.
Pero Pepe Vázquez Sánchez, imaginero de la tierra, se empeñó en transformar la amargura de María en algo que más tarde otro genio de esta tierra, el poeta Paco Herrera, cantaría como “esbelto nardo moreno”, que es como el poeta retratara a la mujer ayamontina y villorra.
Por la puerta de la iglesia del Salvador irrumpe en el atardecer del Jueves Santo la bellísima imagen de la Virgen de la Amargura, desafiando con su belleza el a la vez bello ocaso ayamontino. Dos soles se confunden en todo lo alto de la Villa, uno que se va y otro que llega.
Desde siempre, palio de estrellas; desde poco, palio de terciopelo azul, pero en todo momento Señora del Jueves Santo, olvidando su amargura para transformarse en mantilla y a la vez peineta de mujer y madre andaluza y ayamontina.
Cuando Jesús bajó de Galilea a Judea para sufrir la Pasión, fue acompañado de algunos amigos y vecinos, a la cabeza de los cuales iba su madre. Ahora, pasados más de veinte siglos, ella acompañará a su pueblo de Ayamonte, desde la Ribera a la Villa, en busca de ese hijo entregado a la cruz.
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