ICONOGRAFÍA DE LA SEMANA SANTA DE AYAMONTE. La Virgen bajo palio. 6: Virgen del Socorro.
Ha caído la tarde del Jueves Santo y apareció la noche, y María de Nazaret recibe la noticia del apresamiento de su hijo, que será entregado al suplicio y a la muerte.
Lo había meditado durante largos años, sabía que iba a ocurrir –“hágase en mí según tu palabra”-, y sin embargo, a ella no se le ocurre más que, sin poderse desprender de su eterna amargura, gritar, a solas, socorro.
Un Socorro que en Ayamonte se convierte en puchero de niña afligida a lo largo de una madrugada larga y tensa, con vaivenes de bambalinas por fuera de los varales para no herir, ni siquiera rozar, su rostro de inmenso dolor.
La Virgen del Socorro ha sido a la vez la receptora de unos gritos de socorro acumulados durante años y provenientes de unos niños a los que la vida privó de sus más elementales necesidades y que ella supo recibir, y a la vez transformar en una permanente caridad, revestida de hábito azul, para llevar a esos niños algo tan sencillo y tan necesario como es la alegría de vivir.
Socorro a los cuatro vientos pidiendo un cirineo, ella es durante la madrugada refugio de pecadores para, ya amanecido en la Ribera, convertirse en luz más brillante que el mismo sol por ser Estrella de la mañana.
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Romano Rancio -