TONTOS DE CAPIRUCHO. Cuaresma avanti claro. El pOgrama. 10: Las Hermanas de la Cruz y los capataces
Uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa de Ayamonte es aquel en que nuestros pasos desfilan por delante del convento de las Hermandades de la Cruz. Ayamonte siempre se vuelca con sus monjas porque ellas durante todo el año vienen a ser el paño de lágrimas de los más necesitados.
Los capataces ayamontinos nos podían ser menos, y por ello, cuando el paso llega a la plaza de Santa Angela de la Cruz, enfilan el paso hasta la fachada lateral del convento, a cuyos ventanales se asoman las monjas, y lo arrían para que puedan contemplarlo y rezar.
Pero a veces la buena, buenísima voluntad de los capataces, hace que se pasen en el afán de complacer a las monjas, y resulta que le arriman tanto el paso que al final se tienen que conformar con ver el llamador.
Es una cuestión de perspectiva, de medida, que trae a la memoria aquel axioma que dice que los árboles no nos dejan ver el bosque, porque claro, si uno se acerca a un bosque –en este caso a un paso-, lo natural es que lo primero que tiene demasiado delante le sirva a la vez de tapadera u obstáculo para ver el resto.
Bueno, amigos capataces, podéis hacer lo que queráis, naturalmente, yo no soy nadie para enmendaros la plana, pero aunque sea por una vez, a ver si hay un poquito de humildad y hacéis caso de una crítica que es positiva, un mojarreo bueno, vamos.
1 comentario
EL GUARDIAN DEL REGISTRO -