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ANECDOTARIO AYAMONTINO. 28. Cuando Pedrito Jesús no se dio cuenta de que iba montado en su propio ciclomotor

ANECDOTARIO AYAMONTINO.  28. Cuando Pedrito Jesús no se dio cuenta de que iba montado en su propio ciclomotor

El amigo Pedro Jesús Flores, Pedrito Jesús para todos, fallecido hace poco tiempo después de dejar creada y funcionando esa gran asociación encargada del amparo y cuido de deficientes, fue el protagonista de esta graciosa anécdota que les cuento.

Pedrito Jesús tenía una fábrica de conservas en el Muelle Norte que había heredado de su padre, Pedro Jesús Ojeda, alias Riquintiño.  Como escribientes de dicha industria trabajaban los hermanos Fernández Flores, Manuel y Wenceslao, más conocido como el Pocholo. Yo hice mis pinitos en aquella oficina donde aprendí a escribir a máquina, no estaba colocado, simplemente iba a eso y de camino ayudaba al Pocholo en la tarea de archivo de la correspondencia.

Por aquel entonces se puso de moda un ciclomotor, que no recuerdo si era un vespìno o un mobylete, qué más dá para la anécdota. Pedrito Jesús se compró uno con el que iba y venía a la fábrica. Con el tiempo, Manolo Fernández Flores de compró otro idéntico pero no le dijo nada a Pedrito Jesús, entre otras cosas porque tampoco tenía obligación de hacerlo.

Una mañana, Pedrito Jesús salió de la fábrica con su ciclomotor. Tiempo después hizo lo mismo Manolo con el suyo a fin de llevar a cabo gestiones del negocio en el centro. Ambos coincidieron, se cruzaron, pues Pedrito Jesús volvía ya a la fábrica, justo en el lugar donde termina el Muelle de Poniente y empieza el Muelle Norte, es decir, la esquina donde estuvo el Stella Maris. Cuando Pedrito Jesús vio a Manuel Fernández Flores montado en el ciclomotor  le dijo: ¿quien te ha dado permiso para coger mi ciclomotor?, a lo que Fernández le contestó: perdone usted, don Pedro, pero este ciclomotor es mío, lo que ocurre es que es idéntico al suyo. Pedro Jesús miró hacia abajo y se dio entonces cuenta de que efectivamente él venía conduciendo su propio ciclomotor. Creo que no se disculpó, se lo preguntaré a Manolo, aunque creo que sólo garraspeó y tiró palante camino de la fábrica.

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