LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 43. Hoy: el cacato
He procurado ilustrarme bien en este caso, como en todos los dudosos porque los amigos hispanoamericanos nos dan tantas lecciones de gramática, de sintaxis, de semántica, de lengua, en definitiva, que entre ellos casi siempre se encuentra una referencia. Nuestro diccionario no contempla la palabra cacato, que quede claro.
Se trata al parecer de un vocablo de origen francés que llegó a la República Dominicana a través de Haití y que viene a designar a un tipo de cacatúa. Sin embargo, por razones que desconozco, los ayamontinos antiguos, con su peculiar forma de hablar, vinieron a designar con tal vocablo a un zapato, así que el cacato es un zapato.
Todo ello centrado en un juego infantil llamado precisamente "mira el cacato". Se trataba de hacer un coro sentados en el suelo, alguien se sacaba un zapato y lo lanzaba al aire, si al llegar al suelo lo hacía boca arriba o boca abajo el juego consistía en sí en reirse o no al decir "la madre" esta frase: "mira el cacato, míralo bien, por la puntita del pie". Si al caer de una determinada forma había que permanecer serios, la madre trataba de hacer reir a los jugadores y el que se reía pagaba una prenda, que podía ser otro zapato, el cinturón, el pañuelo, en fín, lo que fuere. Para recuperar la prenda tenía que pagar un reto, que podía consistir en algo extravagante o también normal. Era propio decir, que le de un beso a fulanita o a fulanito.
Cualquierilla ve a los niños de hoy jugar al cacato. Un día vamos a organizar un cacato al final de la calle Huelva, a las puertas del taller de Morales, jugaremos los dos hermanos, más Franquito que vive por allí cerca y todo el que quiera participar. Lo pasaríamos bien, seguro.
Lo que yo no sabía es que Busch fuese aficionado a jugar al mira el cacato con los chiies.
2 comentarios
Trini Flores -
Banderín -
Saludos a todos los blogueros