LA PECULIAR FORMA DE HABLAR DE LOS AYAMONTINOS. 34. Hoy: llevar el piano a la Villa
Cuando traté esta expresión en la desaparecida Gaceta de Ayamonte, hubo quien dijo que no se trataba de una expresión ayamontina. Como respeto todas las opiniones no le dije nada, pero es lo cierto que sí forma parte de nuestro gracejo en el hablar.
A nadie se le oculta el enorme peso de un piano -desde hace mucho tiempo le ponen ruedas aunque creo que hay pianistas que no las quieren- hasta el punto de que los vendedores siempre disponen de varios hombres para entregarlos en los domicilios sobre todo si hay escaleras. Nosotros tenemos uno que nos regaló mi difunta suegra cuando mis hijas estudiaban en el conservatorio y para subirlo a un segundo piso en la calle Padre Alvarez íbamos tres personas y nos quedamos ahogados a mitad de subida, menos mal que pasaba por allí el hijo del recordado Mario, el portugués que era tapicero, y con lo canijo que está yo no he visto nunca a nadie con tanta fuerza. Gracias a él el piano llegó a arriba.
Al peso del piano añaden ustedes la caminata desde la Ribera a la Villa subiendo la calle Galdames, hasta el mismo Solá. Eso no hay quien lo haga, entre otras cosas porque se lleva en una furgoneta, claro. Pero ahí consiste la cosa de nuestro gracejo vernáculo, que cuando queremos escuchar a alguien que está muy cómodo o no destaca precisamente por su laboriosidad, le decimos: ¿tú tienes que hacer algo esta tarde?, él nos pregunta por qué y entonces es cuando le decimos: para llevar el piano a la Villa. Entonces, el tal nos contesta: que lo lleve tu.......... con el..........
Miren ustedes detenidamente la foto que ilustrará este artículo y díganme: ¿creen que alguno de los fotografiados está ya en condiciones de llevar el piano a la Villa?.
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