AYAMONTE EN EL RECUERDO. La tienda de los Pallares
Antes de nada, aclarar que el presente título no es más que una abstracción popular de las distintas denominaciones comerciales con que sucesivamente venía anunciándose esta popular tienda comestibles: Calixto Pérez Toresano, Viuda de Calixto Pérez Toresano, Hijo de Calixto Pérez Toresano, y el genérico más conocido de Antigua Casa Pallares.
Venía situada en la calle 29 de julio, después de Prudenio Gutiérrez Pallares. Su principal característica es que simultaneaba la venta al por mayor y menor, es decir, atendía compras de particulares y abastecía a otras tiendas de comestibles.
Su especialidad eran los cereales, harinas y legumbres, y se anunciaba como distribuidor exclusivo de las acreditadas tortas de aceite "Inés Rosales", un producto que perdura y parece vencer al tiempo.
Al frente de la tienda siempre conocí a los hermanos Pérez Pallares, Prudencio y Calixto, el primero siempre detrás de la vieja y artística caja registradora, y el segundo tras el mostrador en tareas de despacho. Prudencio era algo serio aunque con gran sentido del humor en ocasiones; Calixto era conversador y muy amable.
A veces ayudaban en la tienda los hijos de Prudenio, José María y Calixto Pérez Martín, uno de los grandes e inolvidable cofrade de nuestra Semana Santa, y en ocasiones también la buena de Matilde, hermana de ambos, echaba una mano. Dependientes fijos, de largos años de servicio, Manolo Martín y el popular Luis "el Junquero", cuñado de nuestro amigo Cortada.
Se trataba de unas dependencias algo estartaladas. La zona comercial estaba abajo y existía un primer piso que funcionaba a modo de almacén; detrás había un patio que daba acceso a otras dependencias, que se comunicaban con la entonces calle Capitán Cortés, hoy Lusitania.
La tienda de los Pallares, multiplicaba sus ventas llegadas las fechas navideñas, aunque en ventas pequeñas dado el escaso poder adquisitivo propio de la época. Recuerdo que mi madre solía comprar medio kilo de polvorones, medio litro de anís o aguardiente de garrafa, y un par de kilos de harina para hacer en casa los pestiños que se guardaban en un lebrillo de barro.
Hoy los descendientes de tan populares comerciantes del yantar nos ofrecen el buen talante y modos de sus antepasados, al menos yo con ellos me llevo de maravillas, y nos une mucho el mundillo semanasentero.
5 comentarios
ana gomez reyes -
jmp -
José Manuel -
delars -
Calixto Pérez González -