ANECDOTARIO AYAMONTINO. El inusitado y curioso intento de suicidio de Pedro Corrientes
En primer lugar, situemos al personaje. Pedro Corrientes era un camarero ayamontino que durante gran parte del pasado siglo prestó sus servicios, por cierto, con mucha eficacia, en el entonces famoso y muy visitado Bar La Peña, lugar hoy ocupado por el amigo Angel Guerrero con una tienda de tejidos.
Es abuelo de nuestro buen amigo Toni, el eficiente mancebo de la farmacia de Angel Rodríguez, de la calle Zufre, aunque a él le gusta más que se le diga auxiliar de farmacia o algo así, pero para mí la palabra mancebo es más gráfica, más expresiva y clásica.
Un dia en que el bueno de Pedro Corrientes circulaba en bicicleta camino de San Silvestre de Guzmán, lugar donde por aquel entonces ´vivía, y posiblemente, a tenor de lo sucedido, en posesión de una de sus famosas "tajás", decidió, poco antes de llegar a Villablanca y a la altura del denominado Puente de Pedrazas, el viejo, que con buen criterio se ha conservado para el recuerdo, quitarse la vida, para lo cual escribió en una tablilla la escritura que luego diré, y aunque el río iba seco y el puente era de escasa altura, allá fue con su tajá y su tablilla al cuello de cabeza, de costado o de culo al seco rio. Cuando lo encontraron estaba bien magullado, aunque vivo.
La dicha tablilla, y este detalle adorna aquel curioso intento de suicidio y sin lo cual no tendría gracia ni sería motivo de anécdota, ´llevaba escrita la siguiente inscripción: "ASÍ MUEREN LOS VALIENTES, COMO PEDRO CORRIENTES". Y más abajo también se podía leer: "LA BICICLETA DEVOLVÉRSELA AL CHICO QUE ES ALQUILÁ".
Espero y deseo que a mi buena amiga María Corrientes y a su hijo Antonio les haya gustado este relato en memoria del bueno de Pedro. Y también a mi amiga "Arajumago", fiel visitadora de este blog.
5 comentarios
Eva -
delars -
Trini Flores -
Sarima -
Cuando Pedro estaba de camarero en La Peña, ibamos mi marido y yo con mis hijas allí de "tapeo" y siempre se me quedó en el recuerdo una frase que éste señor repetía cada vez que venia con la bandeja de las viandas; decía textualmente: "Por favor, espacio vital", y todos nos apresurábamos a hacerle hueco en la mesa, a fin de que tuviera sitio para colocar las bebidas y las tapas.
Desde entonces, siempre se me quedó grabada esta frase, de tal manera, que yo, emulando a Pedro Corrientes, la repito cada vez que tengo invitados en casa para comer y vengo con la fuente para la mesa y, cómo no, refirièndome a la cita del recordado Pedro Corrientes. Por cierto, siempre muy educado y atento con los clientes.
tonto de capirucho -