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HISTORIA DE LA PASIÓN. Capítulo IV. La Vía Dolorosa (novecientos metros interminables)

HISTORIA DE LA PASIÓN. Capítulo IV. La Vía Dolorosa (novecientos metros interminables)

Una vez juzgado, Jesús no es definitivamente condenado por Pilato, sino más bien entregado a los sacerdotes judíos para que lo ejecuten. No dicta pues sentencia de muerte contra Jesús, es decir, lo que hace es aun peor: acordar una ejecución sin sentencia previa.

Jesús había sido interrogado en la Fortaleza o Torre Antonia, que fuera construída por Herodes el Grande en homenaje al general romano Marco Antonio, y desde allí hasta el monte Calvario hyabía casi un kilómetro, aproximadamente novecientos metros.

Dos personajes llaman la atención en este penoso recorrido. Y una circunstancia muy curiosa que analizaremos.

Por un lado, Simón de Cirene, que es obligado a llevar el travesaño de la cruz cuando Jesús ya no puede con ella y se hace necesario esta ayuda puesto que legalmente los reos tenían que llegar vivos al patíbulo. Era padre de dos discípulos de Jesús, Alejandro y Rufo, por lo que es dudoso pensar que andaba allí por casualidad como se afirma en los Evangelios. Los evangelistas, que normalmente no se ponen del todo de acuerdo en el relato de la vida de Jesús, tampoco lo hacen ahora pués Marco afirma que el tal Simón ayudó a llevar la cruz cuando Jesús salía cargado con ella, lo que no es cierto, ya que dicha situación se da más adelante.

Lo del incidente de la mujer Verónica, procede de una leyenda del siglo VI, aunque bien entendida la situación, nada tiene de extraño que una piadosa mujer, se llamase como se llamase, lograse llegar hasta Jesús para limpiarle el sudor. Si el rostro del Señor quedó o no grabado en el lienzo y menos en la forma que se nos presenta en la tradición pictórica, es más que dudoso, pero debemos admitir de que se trata de una bella y creíble leyenda.

Lo que no cuadra mucho es la afirmación de la liturgia cuaresmal del Vía Crucis, que nos habla de las tres caídas sufridas por Jesús camino del Calvario. Vamos a situarnos serenamente en los hechos y en las circunstancias: un hombre, que ha sido terriblemente flagelado, es obligado a llevar un pesado madero sobre sus espaldas, que ha de llevar a lo largo de una vía de piedra cuesta arriba. ¿Cabe pensar que sólo fueron tres las caídas?. Yo creo que fueron múltiples, hasta el punto de que el centurión encargado de la conducción cree necesaria la ayuda de Simón de Cirene porque de lo contrario el reo se le va de las manos, y legalmente tenía que llegar vivo al Calvario para ser crucificado y morir precisamente en la cruz.

De la crucifixión precisamente hablaremos en el próximo capítulo.

2 comentarios

Trini Flores -

A la orden, mi comandante. Hablemos del bueno de Simón de Cirene. Efectivamente, los naturales de la ciudad de Cirene llevan el apellido gentilicio de cereneo. Lo de cirineo debe ser una vulgaridad del habla, como ocurre muchas veces. De todas formas, no hay inconveniente en aceptar ambos como sinónimos, y entrar en una nueva definición que a mi entender sería esta. Cirineo: persona que ayuda a otro en un apuro, deriva del apellido gentilicio cereneo atribuído a Simón, que ayudó a Jesús a llevar la cruz. Espero haberte complacido y no quiero pensar que con lo tranquilo que estaba el pobre Simón nosotros hayamos liado el cotarro. Es broma. Creo que los dos estamos bien encaminados. A ver que piensa la amiga Licea, que conjuga muy bien los sinónimos.

Comandante -

Buscando por internet, o como dice el amigo Trini, por el muñeco diabólico, he encontrado la diferenciación de la palabra Cirineo y Cireneo.

Con respecto a Cireneo, y habiendo buscado en el diccionario de la RAE, aparece como natural de Cirene. Y con respecto a Cirineo la única acepción que aparece es la de: "Por alus. a Simón Cirineo, que ayudó a Jesús a llevar la cruz en el camino del Calvario".

Trini, no se si tendrás algún dato sobre esto, pero lo que deduzco es que Cirineo no es más que un vulgo derivado de la palabra Cireneo, que es con la que realmente deberíamos referirnos, al bueno de Simón de Cirene.

Espero inbformación...