AYAMONTE EN EL RECUERDO. LAS TIENDAS DEL DESAVÍO.
Los cambios que ha sufrido Ayamonte a lo largo de poco más de medio siglo nos invita a repasar ese pasado reciente, como ya hemos venido haciendo a lo largo y ancho del blog bajo el rótulo de “Ayamonte en el recuerdo”, muchas de cuyas estampas fueron incluídas en sendos libros que en su día precisarán una nueva edición, ampliada considerablemente, pero a este respecto quienes tienen la última palabra son mis hermanos de la hermandad del Mayor Dolor, editores de los dos libros citados.
Hoy vamos a tratar de recodar las llamadas tiendas del desavío, es decir, aquellas tiendas de comestibles familiares, pequeñas, situadas en los más recónditos rincones de nuestro paisaje urbano.
Desde un principio aclaro que tal recuerdo lo voy a dejar en manos de mis afamados blogueros, entre otras razones porque me han demostrado con creces tener mejor memoria que yo.
Vamos a comentar la actividad de una de estas tiendas de comestibles, la que por razón de vecindad me tocó frecuentar casi a diario. Estaba situada en la calle Olivo número 17, en el barrio del Peñón, frente a la famosa balda que hoy perdura afortunadamente, y su propietaria, una mujer amable, flemática, sumamente trabajadora, llamada Carmen Garcés, hermana de nuestro ilustre oftalmólogo de aquellos tiempos, y conocida por el apodo de “La Fogona”. Carmen tenía la tienda en su propia casa, al final a la izquierda; era una habitación lo suficientemente amplia como para albergar gran cantidad de productos, incluídos sacos de patatas, sandías, melones, etc.
Carmen era mujer analfabeta total, pero se las apañaba para llevar las cuentas del fiao y de la venta. Curiosa la cosa, que me apresuro a explicar: con rayitas, rayas, reondelitos y reondeles, le bastaba. Las rayitas pequeñas para las monedas de cinco céntimos, la popular perra chica; una rayita mayor para la no menos popular perra gorda, la de diez céntimos, y así iba aumentando el tamaño de las rayitas verticales al pasar por el real y los dos reales. Al legar a la peseta, utilizaba círculos o redondeles que a la vez iban aumentando el tamaño según refiriera pesetas, dos pesetas, duros, cinco duros, etc.
En la tienda de Carmen La Fogona se podía también adquirir, como era propio en estos pintorescos “supermercados”, aspirinas, okales, optalidones, cafiaspirinas, mixtos, bicarbonato, pabilos para las palmatorias, tabaco suelto –“Ideales” especialmente-; se podían cargar los mecheros de gasolina o comprar piedras y yescas para los más rústicos, etc.
Lo dicho, tiendas de auténtico desavío, que además contaban con la gran ventaja para los vecinos de no cerrar nunca al estar ubicadas en el propio domicilio de la tendera, y digo tendera porque generalmente eran las mujeres las que estaban al frente de estos negocios, los maridos, en la mar principalmente, en el caso que nos ocupa, el recordado Agapito. ¡Cuantos dolores de cabeza, de muelas, se vieron aliviados yendo de noche o de madrugada a la tienda del desavío del barrio a comprar el correspondiente calmante, y cuantos monos de fumadores se vieron aliviados...!.
Ea, pues ahora dejo el espacio a mis blogueros para que recuerden tiendas de este tipo y les pido que no sólo las citen, sino que añadan algún comentario acerca de sus dueñas y especialidades. Gracias a todos.
24 comentarios
Estrella -
Esa tienda era de mi abuelo, Manuel Andrés Pereira, que la regentó hasta su muerte.
Durante un tiempo mi abuela (Ana Gómez de los Tintín) la tuvo alquilada. Yo recuerdo de ir a comprar allí cuando todavía la teníamos alquilada. Recuerdo un mostrador, que a mí me parecía muy grande, los estantes de madera en forma de cuadrados, los cajones profundos y viejos... y el olor, ese olor especial que tenían todas estas tiendas.
Cuando ella murió, mi madre le compró su parte a mi tío. La tuvimos como almacén y cochera muchos años y actualmente estamos contruyendo sobre ella dos viviendas (el sueño de mi abuelo).
En la fachada me gustaría poner unos azulejos con alguna dedicatoria a la tienda que fundó mi abuejo... si alguien tuviera una foto o alguna información, curiosidad, ... se lo agradecería muchísimo.
Un saludo a todos.
Ayaba -
Ignacio era primo de mi padre, mi madre me llevaba a la tienda se subía unos escalones y te encontrabas con el mostrador era de las tiendas más grandes surtida como la del señor Horacio, detrás de la tienda había una sala y habitaciones para terminar en un patio, cuando yo entraba para dentro era cuando me llevaba mi tía Concha de visita.
Saludos.
Ayaba -
Pues bien el señor Zacarías era el padre de la señora La muñequita mecánica que años mas tarde regento la tienda y cuando el inolvidable y gran amigo José González Vázquez la regento ya yo no vivía en la calle Martes aunque lo veía por que a igual que a tí me gusta mi pueblo y cada verano recorría mis calles.
Saludos
buenavista -
pintarrojaconpapas -
buenavista -
Yo soy un bloquero con un poco de solera lo que ocurre es que entro poco en el blo.
Con mis 53 años me encanta mi pueblo y sobre todo recordar las cosas antiguas algunas conocidas por y otras contadas por mis padres, los amigos Romualdo III y Trini sabe quien soy y sabe que yo soy asi.
En la Calle Martes en las proximidades de la Cale San Antonio habia una tienda de una señora que le llamaban la muñequita mecanica depues de dejarla esta señora la regento el amigo de muchos de los Ayamontinos Jose Gonzalez Vazquez.
Si no Mal recuerdo como se entraba en la tienda tenia el mostrador en su margen derecho,al mismno tiempo tenia una puerta que daba a un patio donde vendia carbon, con una puerta trasera que tenia salida para la Calle Sevilla
Ayaba -
Si cogemos allí mismo por la calle Peña nos podemos enterar que allí hubo una tienda de desavío la del señor Cojo del carbón que también vendía manteca y azúcar, llegamos a la callejita y allí mismo en la esquina vivía Anita del carbón que vendía algunas cosas de lo que yo me acuerdo de unos pirulines en forma de gallos de colores que hacia ella misma y estaban muy rico.
Bajamos por la callejita y al llegar a la Granvia en los dos lados había tienda de desavío la de la señora Pilar abuela del Aurelio que cuando joven era camarero en la Puerta Ancha de Gaspar en la Laguna. La otra tienda era la de Joaquina del Barocho que vendía fruta y vela, mixtos pabilos.
Bajamos la Granvia y abajo había dos tiendas una era de la madre de Sebastián el panadero que vendía pan, azúcar, harina.
Al lado estaba la tienda de la señora Isabel la madre de Alonso y de Juana en su casa, vendía fruta, algarroba molida, OKAL, en esta casa cambie Vivian el señor Tango y Carme la madre de Juan Carrasco el nombre de la hermana no me acuerdo y el señor Callenueva, la casa tenia salida también a calle Martes justo enfrente a la puerta de sol, salgo por aquí subo el Gurugu, llego a la esquina del desencajonamiento bajo San Roque llego a la miga de Isidra con mi banco de corcho y ¡PUN! Señores estamos en 1.950. Celebrándolo aquí en la miga con mis amigos el Mati, Paco el pintor, el Salaito, el de la Bascuta...
El Mimi -
Y la madre de Joaquín Casiña tenía otra también en la Barranca.
Saludos
BARRANQUERO -
Ángel justiciero -
Saludos
buenavista -
Rumardo III -
Un poco más arriba estaba la tienda de la abuela de Cayetano Muniz, y en la esquina también puso una Santos, el que fuera portero del Ayamonte. Y todavía más arriba la de Armando o Armandito Pargana, que creo que era portugés.
Trini Flores -
buenavista -
En la calle Galdamez hasta hace poco habia una tienda que su propietario era Manolito el Titulo, segun me comentaba mi abuela ya existia antes de la guerra, civil,una vez que los herederos se marcharon para Sevilla han estado al frente de este negocio varias personas Bella, Antoñita y las hermanas Flora Y Ana
Ayaba -
Anónimo -
Saludos
Ayaba -
Por lo general las tiendas en las casas al entrar te topaba con el mostrador era como la barrera, hasta aquí has llegado, en la del señor Zacarías no, entrabas y había una sala con muebles luego venia la tienda el mostrador paralelo a la pared dejando pasar a un patio grande, subiendo unos escalones salía a la otra calle, en el extremo del mostrador tenia unas latas grande de manteca colora, blanca y flande, una cuchara de madera para coger la manteca y ponerla en un papel blanco y al peso que lo tenia en medio del mostrador al otro extremo una caja grande de cartón que contenía sosa cáustica llamada también crisolin que también se vendía al peso, vendía vino, chocolate, mixtos y varias cosas más, también mariposas que se le llamaba así a los pabilos -Marca San Juan Bosco- por el baile de la llama del cabito producido por el aire en movimiento.
Cazón con tomate -
Copernico -
Taira -
Creo que la tienda más grande era la de Fernández frente ala tienda del afilador.
buenavista -
En la Plaza Ramirez tenia la tienda Manolo Aguaded y fermin
En la calle de las Flores Maria la señora de Frescales.
En la Calle Viriato junto al Pozo la Toleta
Calle Galdamez Caballita y Marcelo.
Calle Cipres Paco el Chunga
Ayaba -
Recuerdo al señor Horacio hombre simpático, con su calva y enfundado en su bata, vivía en la casa de enfrente.
Se entraba en la tienda subiendo dos escalones te encontraba con un mostrador largo detrás estanterías con los artículos comestibles de aquella época, encima y al principio del mostrador un aparato con una urna de cristal redonda donde se veía bombones de todos los colores, había una rendija echando unas perras y corriendo un pistillo salía el bombón era lo primero que teníamos a la vista los niños al entrar, un poco más allá de este aparato venia otro el aparato del aceite un tubo con una escala y un embolo dentro dando vuelta a una manivela el embolo subía hasta la medida luego dándole también a la manivela el embolo bajaba haciendo presión saliendo el aceite por una especie de grifo donde se había colocado la botella, la botella había que llevarla y se le pedía un cuarto o cuarto y mitad o algo más lo que pidiera el consumidor. Encima del mostrador luego venia una vasija que contenía garbanzos en agua. Horacio dame un cuarto de garbanzos en remojo el hombre hacia un cucurucho con un papel de estraza lo calculaba y lo iba a pesar a la bascula que estaba un poco más aya, total que con tantas cosas en el mostrador para ver al señor Horacio y pedirle las cosas había que ir al fondo.
También vendía jabón al peso cortando trozos, bolita de añil para poner la ropa más blanca, almidón para las prendas que se quería poner tiesa, más tardes vinieron unas cajitas que contenían polvos para lavar, marcas OMO y SAQUITO muchos años antes que el AJAX.
Entre otras cosas también vendía cartas, sobre, sello y tintas para escribirles a los parientes que vivían en otros pueblos.
Mortadelas y dulcemembrillos ya había, recuerdo un día que alguien dijo en mi calle Horacio tiene un jamón de otra clase un invento nuevo, era el jamón cocido, estaba el hombre allí con una pieza grande de jamón cocido encima del mostrador cortando en rodaja fina y otra vez lo mismo, Horacio un cuarto de jamón cocido.
Saludos
Junior -
Quiero decirle también al amigo Ayaba que se tome este articulo con calma poco a poco que no empiece a darle al teclado y las pongas todas que los amigos blogueros que lo deseen vallan poniendo donde ivan a comprar o sea las tiendas de sus barrios.
Saludos
Funcionario-5% -