TONTOS DE CAPIRUCHO. La Gran Semana. Estampas perdidas. 1: Los votitos y los huevos de Padre Jesús.
Antaño, alrededor de la cofradía de Padre Jesús se cumplían religiosa y puntualmente una serie de costumbres, rituales, tradiciones, que los tiempos modernos, no sé por qué, han desterrado.
Yo, que soy así de pesado, voy a insistir en la necesidad de su recuperación por bien de nuestra cultura, de esa antropología que muchos ilustrados de nuestros días entienden de contenido cateto o tercermundista, vaya usted a saber.
¿Por qué desaparecieron tradiciones, costumbres, rituales tan ayamontinos como los llamados “Votitos de Padre Jesús”, y los llamados ”Huevos de Padre Jesús”?. Francamente, lo ignoro, pero vamos a recordar estos dos ritos tan ayamontinos, sobre todo pensando en los jóvenes que no los conocieron.
Durante el Domingo de Señas, que pronto aparecerá en el callejero de Agrupación como Domingo de Pasión y de “Vísperas”, como en Sevilla, un ayamontino muy popular y recordado conocido por el mote de “Colijo”, se pateaba el pueblo entero con una hucha de asa en una mano y una vara de la cofradía en otra, casa por casa, bares, tiendas, pidiendo los votitos de Padre Jesús, que no era más que una limosna para ayudar a sufragar gastos y supongo que a la vez para dar limosnas a los pobres. La denominación de votitos no es más que una abstracción que viene de devotitos y este de devotos.
En cuanto a los “Huevos de Padre Jesús”, se trataba de un ritual consistente en cocer huevos hasta ponerlos duros. Al agua se echaba un tinte morado, así el cascarón tomaba este color, que al coincidir con el color de la túnica del Señor dio lugar a la denominación dicha. Se vendían durante la madrugada y muy bien venían porque a esas horas llevar algo al estómago siempre viene bien. Según algunas tradiciones cristianas, los huevos pintados simbolizan la nueva vida y Cristo emergiendo de la tumba, de hecho, los cristianos ortodoxos acompañan esta tradición con la consigna:"Cristo ha resucitado".
¡Qué catetos éramos, con lo moderno que es comerse una hamburguesa o un perrito caliente, que es más americano y más sevillano!. Y es que no escarmentamos.
Supongo que nuestro flamante pregonero, tan dado a citas gastronómicas, estará conmigo en que donde se ponga un “Huevo de Padre Jesús”, que se quiten las hamburguesas y de camino los perritos calientes, sobre todo estos últimos, que siempre nos venden la misma parte del perro.
Para terminar, aclarar que no tengo a mi disposición ninguna foto de Colijo, así que nos tenemos que conformar con la hucha del seminarista. Algo es algo.
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Anónimo -
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