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Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

AYAMONTE EN EL RECUERDO. 56. Los puestos de desavío de la calle Lepe

AYAMONTE EN EL RECUERDO.  56. Los puestos de desavío de la calle Lepe

Debo aclarar desde el primer momento que me estoy refiriendo a la calle Huelva, pero que para los viejos ayamontinos siempre será la calle Lepe, dicen que por ella pasaban antiguamente los leperos cuando venían a trabajar a los galeones antes de que existiera la avenida, y con este apelativo la hemos conocido siempre.

En los tiempos actuales, las grandes superficies son los comercios más visitados, antes lo eran los supermercados y antes las añoradas tiendas de comestibles conocidas como tiendas de "ultramarinos", porque en principio en ellas se vendían los productos venidos de ultramar, de América y demáas colonias españolas. En los tiempos actuales, a estas tiendas se les viene en llamar de "desavío", sobre todo porque avían las necesidades de personas mayores y de gentes que en general no pueden desplazarse más allá de su casa o de su barrio. Pero en los tiempos de que hablamos esas tiendas eran las principales y había otras, mas bien puestos, que eran los de desavío. Solían estar ubicados en una casa particular y sus titulares solían ser viudas o gente sin ingresos que así se ganaban la vida. Los productos a la venta estaban situados en una pequeña mesa a la entrada de la vivienda, y no se compraban en cantidades importantes, sólo lo preciso: media docena de mixtos, un puñao de bicarbonato, una aguja, un par de cigarros, una cafiaspirina o un okal, etc., en definitiva, para un desavío.

En Ayamonte hubo un lugar destacado por la proliferación de estas tiendecitas o puestos de desavío. La foto que verán ilustra el lugar aunque lógicamente muy transformado, casi sin rastro de lo que era, pero nos servirá de referencia. Ese lugar era y es la antigua calle Lepe en su cruce con calle Lepanto. Situados como entrando en Ayamonte les describo como era la cosa:

A la derecha, en la esquina, una tienda de comestibles, la de Jerónimo Duarte, padre de Fali y suegro de Pedrito Pérez, pero era una tienda de ultramarinos o comestibles; siguiendo la acera pasado el cruce, nos encontrábamos con la primera de desavío, la de la señora Justa, se trataba de una sola pieza que ella, para guardar su intimidad, dividía a base de unas sábanas tendidas en un cordel y al otro lado quedaba su dormitorio; más adelante, había dos casas de mucha profundidad y estrechas en las que vivía una señora llamada Bárbara, conocida como Barbarita, y otra a la que se le llamaba la Lepera;, vendía especialmente patatas y tomates; más adelante, otra tienda también de comestibles, la de la familia Roja. Volviendo al lugar del que partimos, en la acera izquierda haciendo esquina con Lepanto, la más emblemática y conocida, quizás por el sobrenombre de su dueña, que por cierto que se cabreaba de lo lindo por ello, se trataba de la tiendecita de Manuela la Pichilica, esta era mása que un puesto porque también vendía carbón y cisco y tierra para la copa; y ya mucho más adelante, casi llegando al cruce con Buenavista, la famosa de mi recordada y querida Joaquina la del Comedor, no sé si se le llamaba así porque la mesa de venta la tenía en el propio comedor de la casa. Desde luego era la más ordenada y limpia de todas.

Los alumnos de la primera promoción del Instituto Laboral, entre los que me encontraba, cantábamos una coplilla, con la música de "Campanera", en referencia a estos puestecillos, que le costaba grandes sofocones a la Pichilica. El autor de la letra quiero recordar que fue un tal Trini el Largo, y decía así:

"Hay campanera, aunque la Justa no quiera, por la bendición de Barbarita, porque quiso Dios, la Pichilica". Y nada más, supongo que alguien podrá aportar algo nuevo, como siempre y además es deseable.

3 comentarios

pepeluzla -

Echo en falta en tu artículo, Trini, la tienda de ultramarinos de Roncero y Celia, que estaba, haciendo esquina, frente por frente a La Pichilica. Me extraña que no la menciones. Un saludo!

Trin Flores -

Y las vetas de tocino de jamón, que eran baratas, se las compraban los clientes de Elías, el despacho de vino que había enfrente, y les servía de tapa, pero ya hablaremos de la tienda de Sarita y de la destreza del bueno de Eduardo cortando jamón.

Puerta de España -

Trini, eres único, no se cómo puedes acordarte de tantas cosas, yo recuerdo algunas de esas tiendas de "desavío" de la calle Lepe, pero tu eres una auténtica enciclopedia. Me ha venido a la memoria la tienda de Sarita, aunque estaba más en el centro, pero muy parecida a aquellas y sobre todo, recuerdo a Eduardo, que seguramente era el gran experto de la época cortando jamón.