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Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

AYAMONTE, UN CALLEJERO MUY PARTICULAR. 22. Las Callejitas de Celedonio el barbero y Almacenes Arcos

AYAMONTE, UN CALLEJERO MUY PARTICULAR.  22. Las Callejitas de Celedonio el barbero y Almacenes Arcos

Estoy seguro de que muchos, muchísimos ayamontinos, mayores y jóvenes, creen que la calle Felipe Hidalgo, aquella por donde mi buen amigo Ignacio Carnacea con la ronquera bien acentuada subía el palio de la Virgen del Rosario rozando balcones, empieza en la calle Huelva y termina en la calle Buenavista. Pues no, queridos mios, la calle Felipe Hidalgo termina en calle Buenavista, sí, pero no empieza en Huelva sino en Cervantes, como lo oyen, en la esquina de la tienda de mi amigo Tani Ojeda y de la antigua tienda de Feliciana, hoy un comercio llamado Impacto, se corta con la calle Real y se reanuda por el latera de la botica de José Antonio, el suegro de Casimirito, se vuelve a cortar en calle Huelva y ya sigue de contínuo hasta Buenavista, recibiendo como "afluentes" las calles Cabalga, Jovellanos, Realidad, San Pedro (la Callejita del Loco) y San Antonio.

Esos dos pequeños tramos de que les hablaba fueron siempre conocidos por otros nombres. El primero, por la calleja de Celedonio el barbero, aquel inolvidable maestro del peine y las tijeras, que estaba establecido en lo que hoy es la zapatería de Sotito hijo, por cierto, pariente de aquel legendario Sotito el de la horma, y también hoy vemos la boutique del inefable Neneique. En el otro tramo, el lateral derecho de la botica y en el izquierdo tenía puerta de acceso Almacenes Arcos y hoy tiendas nuevas.

Esos dos tramos también se llaman Felipe Hidalgo, pero lo de las callejas, mientras vivamos los de mi generación y mientras las nuevas quieran conservar estas esencias, que espero que sí, no perderán nunca su caché.

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El Guerrero del Antifaz -

Y la esquina que sigue a la zapatería de Sotito era la antigua casa Estévez que ya comentaste en el blog, y la esquina de la derecha, el lateral de la famosa tienda de cacharros de cocina del padre del Neneique, Enrique el Locero.