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Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

AYAMONTE EN EL RECUERDO. 30. El morito del Callejón Corto

AYAMONTE EN EL RECUERDO. 30. El morito del Callejón Corto

Ayamonte, como cualquier otra ciudad fronteriza, vivió intensamente el mundo del contrabando antes de que se creara la Unión Europea y se estableciera el libre tráfico de mercancías. Nuestro río Guadiana era el artífice pasivo de esa actividad en su calidad de frontera natural con Portugal.

Los portugueses, que siempre han tenido un nivel de vida muy inferior a los españoles, que por cierto, ocultaban con su pertinaz orgullo, que aun hoy persiste, se llevaban a mansalva principalmente productos alimenticios: aceite, cohocolate, y no digamos nada de las medicinas al no contar con sistema de seguridad social; por nuestra parte, íbamos a por el café y por el tabaco, también de manera principal. Pero fue el café el rey del contrabando, el que hizo ricas a muchas familias ayamontinas, el que propició actividad, riqueza. A pesar de la estricta vigilancia de los rondines de la Guardia Civil, existían establecimientos dedicados a la venta de productos de contrabando. Todos los bares tenían encima de sus cafeteras un par de paquetes de café español, pero en la molienda ya estaba el portugués, que era muchísimo más barato, e incluso en la calle Cervantes existía una mercería que creo que casi nunca vendió una madeja de lana ni un ovillo de hilo porque los productos que vendía era el café y el tabaco portugués. Ya hablaremos de esta peculiar mercería.

Pero el café no entraba sólo en pequeñas cantidades a través de los transbordadores. Los alijos río abierto estaban a la orden del día, y los contrabandistas cargaban en la orilla los sacos de café para trasladarlos de madrugada. Uno de los caminos a recorrer porque se cortaba mucho trecho, era el Callejón Corto. Y la ignorancia, el analfabetismo de la época, propició que se creara una leyenda: en el Callejón Corto se aparecía un morito. Yo la verdad no sé que miedo puede dar un morito, todavía un moro, vaya. Lo cierto es que de noche nadie pasaba por el callejón, lo que propiciaba que los contrabandistas lo hicieran a sus anchas.

Así que el Morito del Callejón Corto sólo existe en la imaginación, en la leyenda. Pero a veces la leyenda es más fiel que la misma Historia y nos presenta una realidad indiscutible en sí misma.

4 comentarios

Obama -

Trini el de la foto es el morito o el cautivo?

Juan Carlos -

Tu vivias en el brasil, y tengo muy buenos recuerdos de ese brasil, y de lal plazoleta en general, es más recuerdo jugando en San Francisco cuando se encontraba en obras, doblemente acojone, entrar en la iglesia y además abandonada, por llamarla así.

locar -

yo naci y creci en San Francisco y doy fe del miedo que teniamos todos los niños de pasar a ciertas horas por alli y en casa siempre nos amenazaban co el dichoso morito.

Juan Carlos -

Yo me naci y crecí en ese barrio, y todo lo dice "el largo" es cierto, teníamos pánico en pasar de noche por el callejón, pero a la vez era un reto, haciamos apuestas de chiquillo a ver quien era capaz de llegar hasta la puerta del cementerio y regresar a los astilleros cogiendo por el callejón del morito, doy fe aún no siendo notario, que yo un dia gané la apuesta, pero la mierda me salía por las campanas de los pantalones, y en aquella época dichos pantalones llevaban una considerable campana.