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Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

AYAMONTE, UN CALLEJERO MUY PARTICULAR. 11. El Callejón Largo

AYAMONTE, UN CALLEJERO MUY PARTICULAR. 11. El Callejón Largo

Siempre he sido partidario que el callejero de una población responda a conceptos de su propia cultura que a citas personales. Por ello, hemos de entender que los topónimos y adjetivos son el faro que mejor alumbraría esta cuestión y a la vez nos alejaría de los peligros de la oscuridad, entendiendo por ella los intereses políticos, sociales, económicos, etc. Si nos damos una vuelta por Ayamonte veremos muestras interminables de lo que digo: desde calle rotuladas con ciertos nombres personales que nada o poco dicen en nuestra  historia, al contraste con esos topónimos y adjetivos que son todo una expresión de cultura. ¿Estuvieron o no acertados los que determinaron que la calle que vá desde el Arrecife hasta la Avenida, cruzándose con Oriente, Piedra, Felipe Hidalgo, Olivo y Huelva, se lamara Buenavista?. Tanto acertaron como erraron los que posteriormente le llamaron General Yagüe.

Antes de que en las grandes ciudades se crearan esas vías de circunvalación para evitar los atascos, rondar toda la población y salir de esa circunvalación sólo en el punto justo, y a las que se han llamado 30 con la abreviatura del nombre delante, SE-30, M-30, etc., Ayamonte ya las tenía. Entonces no existía como tal la carretera del parador, hoy Avenida de la Constitución, y nuestro extrarradio pasaba por el C-20 y el C-30, o sea, el Callejón Corto y el Callejón Largo.

Al Callejón Largo, del que hoy tratamos, han venido en ponerle el nombre de Camino de la Noria, que dicho sea de paso, suene pero que muy bien, me gusta, aunque mis gustos no tengan por qué vincular a nadie. Sin embargo, sigo llamándolo Callejón Largo. No creo que a nadie se le ocurra decir el Domingo de Señas que para ir a la Villa a ver a Padre Jesús es mejor cortar por el Camino de la Noria, los ayamontinos seguiremos cortando camino por el Callejón Largo.

Era un camino de tierra, con magueleras y chumberas a ambos lados. Justo a su mitad, se bifurcaba otro camino que enlazaba con la Plazoleta, a la altura en que terminaba el otro callejón, el Corto. Por ahí debió jugar y mucho mi amiga "Locar", pues vivía muy cerquita.

Como decía antes, era el camino de ir a Padre Jesús y de ir a la Villa sin tener que atravesar todo el pueblo. Desde el mismísimo Banderín de tomaba el Callejón del Gringo hasta el cementerio y enseguida el citado callejón hasta la altura de la ermita de San Sebastián, hasta que nos topábamos con aquellas tres casitas que hizo el padre Gutiérrez y en la que durante muchísimos años vivió el gran saetero Gaspar. Mucha nostalgia nos trae este Callejón Largo, así que dejemos algo para el Corto, que también se las trae.

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