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Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

AYAMONTE EN EL RECUERDO. De la yemaíta al candié pasando por el aceite de hígado de bacalao.

AYAMONTE EN EL RECUERDO. De la yemaíta al candié pasando por el aceite de hígado de bacalao.

Esta entrega le va a gustar al amigo Ayaba, y al amigo Fa, y a todos los emigrantes, porque les voy a recordar su niñez.

En aquellos lejanos años pasamos mucha hambre, sobre todo por la escasez de alimentos durante la postguerra, y para colmo los pocos que había no nos gustaban y el que más y el que menos iba de canijo por la vida. Recuerdo aquellos reconstituyentes que me recetaba don Jesús Rasco Gamero, unos jarabes que preparaba don Antonio Massoni Jesús en su botica y que nos despachaba en un vaso previamente dejado en ella y que nos servía con una tapa de una especie de papel de celofán.

Pero aparte de esos reconstituyentes "oficiales" había otros naturales:el aceite de hígado de bacalao, que servía para levantar el apetito y que comiésemos de lo poco que había sin mirar si nos gustaba o no, pero como aquello era horrible de ingerir, nuestras madres recurrían a otros dos remedios: la yemaíta, que era una yema batida con una copa de coñac; y el candié, bebida originaria de Cádiz que era un batido de huevo con vino, (así no es de extrañar que la generación diera tantos borrachos). La yemaíta y el candié entraban muy bien, incluso queríamos repetir.

Ahora ocurre al revés: tomamos cosas para adelgazar, que nos quiten el apetito, para eliminar grasas. En fin, pilarín. Yo creo que si los americanos probaran alguna vez un candié mandarían al carajo los cubatas, y además lo patentarían.

El de la bufanda blanca se puso como el quico de yemaítas y candiés, y asi se crió tan rechoncho, no sé si el Ayaba y el Fa preferían el aceite de bacalao, aunque me extraña mucho.

16 comentarios

Ayamontina -

Efectivaménte señor Núñez,las recuerdo todas perfectamente,incluso algunas las he llevado a cabo con mis hijos,con más o menos efectividad.Lo que ústed denomina como ``pelota de goma´´ en mi casa le decíamos ``la pera´´...y no vea usted como huíamos de ella.Para nosotros esa ``pelota´´ significaba purgarnos,y no nos hacía ninguna grácia.Saludos.

Núñez -

Pues sí, señora Ayamontina, una generación que sobrevivimos, es que el amor de hogar, el amor que nos tenía nuestros padres era muy grande.

Pongo unas cuantas cosas más a ver si usted se acuerda.

Para que desapareciera el hipo de los bebés mojaban con saliva un trocito de lana de su mantilla y se lo pegaban en la frente.

La manzanilla, además de digestiva después de las comidas, se usaba para lavar los ojos irritados.

Para las picaduras de avispa, se frotaban con barro mojado en saliva y acto seguido bajaba la hinchazón.

Había como una pelota de goma con un pitorrito, que se llenaba de agua, se apretaba la pelota quitándole el aire, se metía el pitorro en agua y el agua iba entrando en la pelota, esto creo que era para los niños estreñidos, le ponían el pitorro en el culito y apretaban la pelota.

Saludos

Ayamontina -

Si,pero se a olvidado de decir que debajo de la perra gorda se ponia un pegote de manteca y que cuando tenias fiebre te echaban un montón de mantas encima para sudar...lo que yo digo,una generación de supervivientes que estamos vivos de milagro.Saludos

Núñez -

Muy buen recuerdo amigo Torrija has tenido del anís de pepino, yo recuerdo que alguna vez estando resfriado el remedio era en que me ponían papel de estraza mojado en aguarrás sobre el pecho. Pasadas unas horas el resfriado mejoraba. Luego vino el vivapurus frota y basta, las madres frotaban la frente la nariz la garganta y el pecho de los niños con esta crema.

Tambien recuerdo que una moneda servía para aliviar el dolor de los golpes en la cabeza; se apretaba fuertemente contra el chichón una perra gorda y se sujetaba con un pañuelo hasta que el Chichón desaparecía.

Saludos

El Torrija -

Para el dolor de tripa se recurría a tomar una infusión de anís de pepino. En algunas tiendas de avio tenían una botella que contenía anís y también un pepino, se le llamaba anís de pepino, supongo que cuando en el campo el pepino era pequeñito en la mata lo meterían dentro de una botella y luego cuando era grande llenaban la botella de anís y dejaban masera.

Saludos

Ayaba -

También se usaba en aquellos años cincuenta otro aceite, el aceite de ricino con fines medicinales. La aplicación más conocida es como purgante. El efecto se basa, en la irritación de las mucosidades que aceleran el vaciado del sistema intestinal. Cuando a un niño le dolía la barriguita pues una cucharita de aceite de ricino.

En dosis elevadas se pueden producir náuseas, vómitos, cólicos y diarrea aguda, lo cual hizo que este aceite se usara como herramienta de castigo y tortura.

Saludos

El Bardita -

Señora Ayamontina, si el vino Quina Santa Catalina tenia más de 11 grados,

¡Quina para los niños!. Un vino dulce que abre el apetito. Si lo decía hasta la canción del anuncio. No recuerdo bien si era algo así:


Queremos quina Santa Catalina

que es medicina y es golosina...

Total que más de uno cojimos una buena pea.

Saludos

Núñez -

Lo del candiel el vino con el huevo estaba muy bien, pero el mejor descubrimiento en la época de la posguerra fue la penicilina.

Por los años cuarenta del pasado siglo aparecieron las sulfamidas, y una década después ya estaba en pleno uso la penicilina, que tantas vidas ha salvado. Yo lo que sabia era lo que veía, la penicilina estaba en frascos pequeños con el tapón de goma eran verdes o azules, el señor practicante -si era del pueblo, si no don- después de hervir la agujas en alcohol la pinchaba en el tapón extrayendo la penicilina, a todo esto yo estaba en las faldas de mi madre con el culo al aire, llegado a este punto cerraba los ojos. Por eso le tenia tanto miedo a la calle Aines Carbone, le cogi complejo a los dibujos las rayas de colores del pavimento me duro hasta de mayor. Parece ser que hubo en España extraperlo con la penicilina, pero yo no lo vi.

Saludos

Ayaba -

Amigo Zepelin gracias, todavía no estoy bien del todo, llevo desde el miércoles, el problema es que cuando toso me da un dolor fuerte en la espalda en la cintura.

Mañana no salgo de casa tampoco a ver el futbol, teníamos pensado ir al bar y comer mientras se veía el futbol, otro día será.

Saludos

El zepelín -

Por lo que escribe creo que al Sr. Ayaba la gripe le ha tocado muy levemente o bien los medicamentos le han hecho efecto de inmediato, cosa que me alegra enormemente, ahora tranquilito y esperar el partido de mañana y a disfrutarlo.
Al Sr. Ayaba

Ayamontina -

Me acuerdo de todos ellos.Era muy mala comedora(y digo era)y los probé todos.Desde entonces abstémia total,y esqué pertenecemos a una generación de suprevivientes.Más de uno llegaba al colegio más contento que unas pascuas,entre ellos yo.Un dia a una vecinita y a mí nos tuvieron que llevar a la casa socorro a cuenta de la Quina Santa Catalina y Currito con su ojo clínico dictaminó:Estas dos lo que tienen es una tajá como un piano.Y no se equivocó...habiamos estado jugando a las casitas y dándole a la quina miéntras nuestras madres encalában la fachá.Estaba tan dulce!Y ahora mi medico me quita de comer todo lo que antes no comia.Saludos y hasta pronto.

Ayaba -

Perdón en el ultimo renglón del comentario anterior hay un error de bulto.
Quise decir Quina Santa Catalina.

Saludos

Ayaba -

La botella de aceite de hígado de bacalao, se la encargaba mi madre a la inolvidable señora María Sequera, que la traía de Portugal. Me cogian en el patio de mi casa, me habrían la boca y me metían la cuchara, que feo que estaba.

Los candiel estaban muy rico, también alguna vez huevos crudos, se le hacia en los dos extremos de la cáscara un agujerito y por uno salía la clara y la yema.

Entre los reconstituyentes más afamados y milagrosos estaban los vinos quinados que venían en frascos pequeños, de medio litro aproximadamente, al menos los que se vendían en las boticas, y que eran vinos dulces de sabor muy agradable pero que tenían una graduación alcohólica superior a los vinos comunes de mesa

Estos vinos quinados dulces, solían llevar nombres de santos, similares a los que actualmente perduran: Quina San Clemente, Quina Santa Catalana, Quina Santa Teresa…, etc.

fa -

Pues sí, Trini: el aceite de higado de bacalao fué un desatíno más de la época. Así como la enjundia de la gallina se probó que era eficaz para los resfriados, ese aceite nos horrorizaba a todo aquel que tenía que tomarlo. Yo un dia me negué en redondo, a pesar de que mi madre me obsequiaba con un terroncito de azúcar inmediatamente despues de la toma.

Saludos para todos y, que disfrutéis de los carnavales.

Ayaba -

Buen articulo amigo Trini, muchos son los recuerdos y mucho que podrían comentar los veteranos, haber si mañana escribo mejor, es que hace tres días me ha pillado la gripe y hay que estar en cama.

Saludos

candié -

Yo lo recuerdo de dos huevos enteros, azucar y una cerveza. Eso era un reconstituyente y no el red bull