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Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

AYAMONTE EN EL RECUERDO. 63: El antiguo bar Margallo

AYAMONTE EN EL RECUERDO. 63: El antiguo bar Margallo

Sí, ya sé lo que van a decirme, que el bar Margallo no es cosa de recuerdos, que es actualidad, pero eso no evitará este recuerdo nostálgico de aquel primitivo bar Margallo al que me voy a referir, sin perjuicio de reconocer que las esencias, como veremos, siguen permaneciendo.

Allá por los años 60 del pasado siglo, un grupo de amigos nos acercábamos a mediodía al bar de Juan Margallo a tomar unos vasos de vino y el incomparable pescaíto frito de la casa, con aquel misterio insondable de saber cómo freía Juan el pescado que sabía distinto a todos los demás sitios, incluso se llegó a decir que freía con manteca en vez de con aceite. Yo me imagino cual es ese secreto porque un día, hace ya muchos años, lo explicó el escritor José María Pemán hablando precisamente del pescaído frito de Sanlúcar de Barrameda, pero no voy a decir nada para que no me tachen de malaje.

Como decía, a eso de las dos de la tarde nos reuníamos en el bar Margallo un grupo de amigos entre los que se encontraban Juan José el Torerito, el Nino, Manuel el Kabuca, el menda y algunos más, seguramente también Paco Valenzuela y los hermanos Losada, pero francamente no lo recuerdo bien. Y una cosa siempre me llamó la atención: cómo se las arreglaba Juan Margallo para mantener permanentemente aquel semblante de amabilidad, aquel envidiable buen humor, era un hombre excepcional.

Pasan los años y el negocio queda en manos de sus hijos y más adelante todavía en manos de Diego, pues Juan se fue al ladrillo y últimamente, debido a la crisis ha compuesto un grupo de acólitos. Diego es el vivo retrato de su padre detrás de mostrador, es amable, es simpático, y lo que es más importante: el pescaído se sigue friendo de escándalo. Ha ganado fama fuera de Ayamonte y ya es un atractivo turístico, pero lo más gracioso es lo que Diego contesta al forasterío que le pide reserva de una mesa: aquí, maricón el último.

Que siga así la cosa, amigo Diego, y que con tu quehacer siempre recordemos a tu padre. Un abrazo.

 

2 comentarios

José María Mayo -

Una anécdota de mi buen amigo Diego (compañero con el que hago más kilómetros andando por la arena del Rocío que Kung-fu)...

Resulta que una familia de turistas de madrileños (aquí todos los que no hablan con acento andaluz son madrileños) fue a comer al bar y le preguntó a Diego que qué había; él contestó que lo que había era "choco, pescao y tomate"... la católica familia pidió sus correspondientes raciones y, al finiquitarlas, volvieron a preguntar "¿y de postre que hay?" a lo que Diego respondió muy serio y sin pestañear: "pueh mire usteh, de postre tenemo choco, pescao y tomate". No hace falta decir que el sonoro cachondeo general hizo llegar sus ecos lo menos hasta La Laguna.

Las cosas de Diego... y como ésta hay diez millones de anécdotas como para que el Trini escriba treinta libros.

Saludos.

El Desesperao -

Aprovechando que la tertulia cofrade Esquina La Peña se reune en el bar Margallo, podríamos preguntarle al Diego si sabe por qué este año no ha publicado el cartel de Semana Santa, porque a mí me tienen desesperao este asunto de tanto darle vueltas a la cabeza sobre el particular.