Blogia
Mojarra Fina: El Blog de la Mojarra Fina Ayamontina

AYAMONTE EN EL RECUERDO. La vieja consulta de don Jesús Rasco Gamero

AYAMONTE EN EL RECUERDO. La vieja consulta de don Jesús Rasco Gamero

Ante todo aclarar que nos estamos refiriendo a la consulta que don Jesús Rasco pasaba en las viejas instalaciones del antiguo Hospital de la Caridad, sito en calle Ainé Carbonell, en su calidad de "médico del seguro", como se decía antes.

Don Jesús Rasco fue hasta el mismo momento de su jubilación el médico de cabecera de mi familia, así que de aquella vieja consulta guardo imágenes imborrables.

Se entraba a ella por una puerta distinta de la principal del hospital, un poco más arriba. Dicha puerta daba a una pequeña sala de espera. Ya dentro, a la izquierda, había otra puerta que comunicaba con una habitación sótano a la que se accedía bajando unos escalones y en la que se encontraba instalado un aparato de rayos X, que para la época era todo un lujo. Otra puerta más situada a la derecha de este sótano comunicaba con la que era propiamente la consulta de don Jesús.

Pero no crean que se ha acabado esto de las puertas. La habitación-consulta daba a un patio y el patio a una casa de vecinos que mostraba su fachada a la entonces calle Capitán Cortés.

Para acceder a la consulta de don Jesús no hacía falta sacar número, simplemente se pedía la vez, y el propio doctor, con voz potente, decía: "pase el siguiente". Pero a mitad de la mañana esa voz dejaba de oirse aunque nadie sabía por qué, sólo los que ya conocían el asunto. Don Jesús, sencillamente había salido a tomar el tentempié de media mañana; pero no lo hacía por la puerta principal, sino por el patio y la casa de vecinos.

No se si lo mandaban las normas o el gran sentido de responsabilidad que presidió siempre la vida profesional del doctor Rasco, pero es lo cierto que esta consulta la pasaba también por las tardes. Además, sacaba tiempo para las visitas domiciliarias. El viejo muro de Canela fue testigo silencioso de sus idas y venidas a la isla.

Profesional como la copa de un pino, hoy nos queda el recuerdo nostálgio de su personalidad, su intachable conducta, su hombría de bien, sus cansinos andares, su inseparable chaqueta blanca y su sombrero de paja y ....de sus famosos desayunos a mitad de la consulta.

Para terminar, decir que la ilustración de esta página será la de un dibujo a pluma de la artista local Virginia Saldaña, que me concedió el privilegio de ilustrar algunos de mis libros.

0 comentarios